CAMINO DE SANTIAGO

El "veneno de la jacobina" de Hilario, el peregrino que suma 50 Caminos

“El Camino es parte de mi vida, donde encuentro el sosiego y la paz que el mundo diario me roba”, asegura conmovido Hilario Fortuna

El catalán Hilario Fortuna, en la que ha sido su llegada número 50 al Obradoiro como peregrino, esta vez caminando desde Tui

El catalán Hilario Fortuna, en la que ha sido su llegada número 50 al Obradoiro como peregrino, esta vez caminando desde Tui / Antonio Hernández

Inoculado por lo que califica como “el veneno de la jacobina” tras cubrir por primera vez el Camino de Santiago en el año 1996, el catalán Hilario Fortuna alcanzaba a mediodía de este miércoles el Obradoiro como peregrino con lágrimas en los ojos y con “la misma emoción del primer día”, pese a ser ya la peregrinación número cincuenta que realiza hacia la Tumba del Apóstol.

Un veneno que asegura sienten todos aquellos que se lanzan a la aventura jacobea en largos recorridos porque “fue así como empecé a sentir que el Camino es parte de mi vida, donde encuentro el sosiego y la paz que el mundo diario me roba”.

"La emoción me embarga cada vez que llego"

En conversación con EL CORREO GALLEGO, resalta que “pese a no ser especialmente religioso, aunque sí muy espiritual, la emoción me embarga cada vez que llego a Santiago porque es como encontrarme en mi casa, y el de entrar en el Obradoiro es un momento que siempre me reservo para hacerlo en solitario, venga o no venga acompañado”.

En esta ocasión el recorrido lo inició en Tui apenas una semana después de completar el tramo entre León y Compostela porque “quería que mi vez número cincuenta discurriera completamente por tierras gallegas”, algo que ha podido llevar a cabo al estar ya jubilado y disponer del tiempo necesario para ello.

Aunque también ha recorrido otros caminos de espiritualidad como el Lebaniegoo el de Caravaca de la Cruz, se declara un apasionado de los que conducen a Santiago, principalmente del Francés, que “habré hecho unas 20 o 25 veces, y al que adoro y quiero con locura, pero también el de la Vía de la Plata, el Primitivo, el Portugués”, y subraya que pese a que en invierno las condiciones son siempre más duras, “por desgracia en verano pierde sus esencias, en los últimos años se ha convertido en una carrera para coger albergue y continuar con la fiesta por la tarde, que también está muy bien y no tengo nada en contra, pero creo que ésa no es la esencia del Camino”.

Cuando no está tan masificado

Por eso, Hilario Fortuna prefiere los momentos en los que no está tan masificado para poder disfrutar “de esas conversaciones, ese paisaje y ese andar sin prisa, pudiendo charlar con la gente de los albergues, que siempre que puedo intento quedarme en ellos porque son un diamante, pero también con los peregrinos, que son una parte vital”. 

Recalca que esos peregrinos que optan por el invierno “somos muchos menos que en verano, pero somos gente que sabemos a lo que venimos, que no hacemos el Camino como una forma de turismo más o menos económica, sino que venimos a vivir el Camino de verdad”.

Convencido de que la Ruta Jacobea “volverá a llamarme dentro de un mes o mes y medio, aunque no podré responder porque yo no vivo en el Camino de Santiago, tengo mi casa en Barcelona, otros compromisos que cumplir y también mi vida civil es importante”, adelanta que al menos en verano sí regresará a Galicia. Lo hará, como ya hizo el año pasado por primera vez, para participar como voluntario en la Oficina de Acogida al Peregrino, “dando compostelas en agosto a los que lleguen, y probablemente después también haré de hospitalero en algún albergue”.

Reconoce que no inició esta actividad hasta su jubilación en 2023 porque “con el tiempo que tenía disponible, anteponía siempre hacer el Camino, pero ahora ya puedo compaginar ambas cosas”.

Y aunque “no dejaré de peregrinar mientras mis piernas y mi espalda aguanten, dos o tres veces al año”, el relevo parece garantizado con un hijo suyo que lleva ya siete Caminos.