Monseñor Prieto señala que “vivimos en un momento demasiado polarizado” en el que "hemos vuelto a las trincheras"

En el XXV Diálogo Anual Intercultural del Grupo del PPE con Iglesias e Instituciones, la representante de la Organización de Cooperación Islámica (OCI), Ismat Jahan, ha declarado que “lo que sucede en Oriente Próximo no es una guerra religiosa”

De izquierda a derecha: El rabino Avi Tawil; la representante de la OCI, Ismat Jahan; el vicepresidente del PPE en el Parlamento Europeo Jan Olbrycht; el arzobispo de Santiago, Monseñor Francisco Prieto Fernández; y el presidente de COMECE, monseñor Mariano Crociata / Antonio hernández

De izquierda a derecha: El rabino Avi Tawil; la representante de la OCI, Ismat Jahan; el vicepresidente del PPE en el Parlamento Europeo Jan Olbrycht; el arzobispo de Santiago, Monseñor Francisco Prieto Fernández; y el presidente de COMECE, monseñor Mariano Crociata / Antonio hernández / rODRIGO pAZ

El Partido Popular Europeo (PPE) pone hoy, después de tres días, en el Hostal de los Reyes Católicos de Santiago de Compostela punto y final al XXV Diálogo Anual Intercultural del Grupo del PPE con Iglesias e Instituciones, unas jornadas de encuentro y reflexión que, en el día de ayer, acercaron en su primera sesión del día, titulada Intervenciones especiales sobre el diálogo con las Iglesias y las comunidades religiosas en la actualidad, el debate sobre la necesidad del diálogo entre las instituciones públicas europeas y las Iglesias y comunidades religiosas en un escenario tan convulso como el actual, marcado por la guerra de Ucrania y el conflicto entre Israel y Hamás.

En la sesión, que ha sido presidida y conducida por el eurodiputado y vicepresidente del Grupo del PPE en el Parlamento Europeo, Jan Olbrycht, han participado el director del Centro de la Comunidad Judía Europea, el rabino Avi Tawil; la observadora permanente de la Organización de Cooperación Islámica (OCI), la embajadora Ismat Jahan; el patriarca ecuménico Emmanuel de Chalcedon; el eurodiputado Othmar Karas; el presidente de la Comisión de las Conferencias Episcopales de la UE (COMECE), monseñor Mariano Crociata; y el arzobispo de Santiago, monseñor Francisco Prieto Fernández.

Precisamente, el arzobispo de Santiago fue el primero en dar su opinión sobre la situación actual y la necesidad de diálogo entre las diferentes culturas y religiones del mundo. Durante su intervención, monseñor Prieto, citando al Papa Juan Pablo II, señaló que “el hombre merece honor y amor para sí mismo y debe ser respetado en su dignidad y que los hermanos deben volver a aprender a amarse como hermanos, respetarse y comprenderse para que el hombre mismo pueda sobrevivir y crecer en dignidad, libertad y honor”. “El mundo moderno se precipita hacia conflictos que corren el reto de ser mortales para el porvenir de la civilización humana. Más allá de los prejuicios, las barreras culturales, las diferencias raciales, lingüísticas, religiosas e ideológicas, los seres humanos deben reconocerse como hermanos y respetarse en su diversidad”, añadió.

Por ello, a su juicio, “el diálogo entre las distintas religiones tiene un especial relieve e importancia”. “La globalización ha aumentado la interdependencia de los pueblos a todos los niveles, pueblos con diferentes tradiciones y religiones y, aunque algunos sostienen que las religiones que son diferentes deben ser reducidas al silencio, las diferencias existentes ofrecen a las personas de diversas religiones una expléndida oportunidad para convivir en profundo respeto, estima y aprecio, unas diferencias que, pese a que muchos están dispuestos a subrayarlas, nosotros, como creyentes y personas religiosas, nos vemos puestos ante el reto de proclamar con claridad lo que tenemos en común ”, declaró.

“Mundo polarizado”

Asimismo, monseñor Prieto mostró su preocupación por la situación actual, un “momento demasiado polarizado” en el que “hemos vuelto a las trincheras”. “Es triste decirlo, pero el momento en el que más posibilidades tenemos de encuentros, estamos fomentando los desencuentros y caminando hacia los extremos que no buscan la convivencia que se necesita para avanzar”, concluyó.

En esa misma idea de polarización incidió el presidente de COMECE, monseñor Mariano Crociata, quien destacó la “fase crítica” que observa en la cultura occidental, concretamente en “la persistencia de orientaciones, opiniones y grupos de presión que creen que la sociedad y el camino del progreso avanzarían mejor si se pudieran deshacer de las religiones”. Ante este hecho, monseñor Crociata considera que, para evitar confunsiones, es “esencial mantener la distinción entre el diálogo entre religiones y el diálogo distintivo, destacado por el artículo del texto fundamental de Europa entre religiones y las normas de la propia UE”.

Más allá fue Ismat Jahan, observadora permanente de la OCI –organización que representa a musulmanes de 57 países–, quien aseguró que “vivimos en un mundo integrado y dividido”. “El mundo se polariza política y culturalmente. Es casi imposible mirar hoy las noticias sin contemplar la violencia en nombre de la religión y lo que debemos hacer es abrirnos y buscar soluciones aceptables para todos. La mejor manera es iniciar un diálogo de comprensión mutua para superar las fobias, entender voces de diferentes procedencias para acabar con el nosotros contra ellos y es que para convivir hay que aceptar reglas comunes y entender que es más lo que nos une que lo que nos divide. Queremos fomentar el intercambio entre religiones y es importante fomentarlo luchando contra la discriminación y el racismo”, comentó.

Islamofobia y antisemitismo

Jahan también se refirió con inquietud a los sucesos vividos este año en países del norte de Europa como Suecia, en los cuales se observaron a diversas personas quemando en plena calle el libro sagrado del islam, el Corán, imágenes que Jahan tacha de “inaceptables”. “La retórica islamófoba se cuela en la agenda de la ultraderecha, una agenda del odio irracional que se enquista en las políticas incluso institucionales o en los medios de comunicación”, añadió.

Además, la representante de la OCI criticó “la política cínica religiosa basada en los extremismos” y el “antisemitismo existente”, especialmente tras la escalada del conflicto entre Israel y Hamás desde el ataque perpetrado por el grupo armado palestino el pasado 7 de octubre en suelo israelí. A este respecto, Jahan quiso dejar claro que “lo que sucede en Oriente Próximo no es una guerra religiosa y lo que se debe hacer es estar unidos para evitar tensar el conflicto”.

Tras estas palabras, intervino el director del Centro de la Comunidad Judía Europea, el rabino Avi Tawil, que puso especial énfasis en las persecuciones que sufren algunos judios a día de hoy en Europa. “Cualquier niño en nuestra familia europea crece con miedo a las persecuciones”, comentó Tawil, quien cuestionó este tipo de actitudes a raíz del estallido de la guerra en la Franja de Gaza. La actitud mostrada por Tawil no gustó nada a Ismat Jahan, que –interpretando que la crítica se encontraba especialmente dirigida contra los musulmanes– respondió que “unos pocos no representan el sentimiento de todo un colectivo”, protagonizando así el momento más tenso del debate.

Diálogo interreligioso

Con las aguas más calmadas, Tawil insistió en la necesidad de un diálogo interreligioso y, haciendo alusión a la historia de Jacobo e Isaías que recoge La Torá sobre como estos se reconciliaron a pesar de sus diferencias, declaró que “la humanidad compartida nos tiene que unir”.

Esa misma idea de necesidad de diálogo interreligioso la mostró el patriarca ecuménico Emmanuel de Chalcedon. El representante de la Iglesia ortodoxa es optimista de cara al futuro y señala que “lo importante para avanzar es la conexión entre distintas civilizaciones, culturas y religiones de forma franca y sincera”, no sin antes recalcar que, como líderes religiosos y representantes de instituciones públicas deben dar ejemplo y fomentar el acercamiento. Un diálogo que, en palabras del eurodiputado cristiano-demócrata Othmar Karas “no es nada sencillo”. “El mundo de hoy es complejo, no existen soluciones fáciles y nuestra tarea es asumir responsabilidad y reconocer la complejidad, no evitarla”. Pese a todo, Karas está “firmemente convencido en que el diálogo religioso y no confesional es esencial para la paz y la cohesion social”.