Más de la mitad de los jóvenes admiten hacer un uso excesivo del teléfono móvil

Un estudio de Fad Juventud a 1.500 personas de entre 15 y 29 años alerta de que el tiempo dedicado a la tecnología puede tener consecuencias en el desarrollo personal y laboral

Personas usando el teléfono en el transporte público

Personas usando el teléfono en el transporte público / Robin Worrall

Desde hace poco más de una década, el teléfono móvil ha terminado por convertirse en un apéndice para muchos. Ese portal que nos da acceso a todo tipo de contenidos y a comunicarnos con gente esté donde esté es un gran poder y, como bien es sabido, esto conlleva una gran responsabilidad.

Los jóvenes han aparecido en un mundo en el que el teléfono se les da desde una temprana edad. Según los datos de la Agencia Española de Protección de Datos, el primer dispositivo personal se obtiene antes de los 11 años, momento en el que la capacidad de autocontrol no está desarrollada. Esto tiene como consecuencia que, a día de hoy, se muestre que el 53,2% de los jóvenes españoles admite utilizar sus smartphones de manera excesiva, según apunta el último estudio realizado por Fad Juventud.

Según Julio García Gómez, experto en comunicación social, expresión y lenguaje de la Fundación Casaverde: “Estamos ante un problema. Se determina que más del 50% de los jóvenes admite un uso excesivo de su móvil y yo estoy convencido de que debe haber más”. Pero no solo esto, sino que el mismo estudio señala como el 70,8% de estas personas no son conscientes del tiempo que pasan con el teléfono y el 64,3% sienten la necesidad de permanecer conectados a las redes.

Estos datos no solo demuestran el problema de adicción que va ligado al uso de determinadas tecnologías, sino que también supone una serie de consecuencias en las personas que lo padecen. “Para la persona joven que está saliendo de los estudios o las personas que no tienen una formación avanzada, el teléfono móvil limita la comunicación verbal con los que están a su alrededor”, explica el experto. Esto tiene como consecuencia que pierdan capacidades de comunicación por la ausencia de la misma en su día a día, algo que se debería potenciar en entornos como el familiar por medio de la discusión. “Si no ponemos freno a todo esto lo que va a ocurrir es que las nuevas generaciones no tengan hábito de expresión verbal, algo que les va a afectar de cara a su vida laboral”.

“Para la persona joven que está saliendo de los estudios o las personas que no tienen una formación avanzada, el teléfono móvil limita la comunicación verbal con los que están a su alrededor”

Familia

Las primeras personas con las que socializamos son aquellas con las que convivimos, el entorno familiar. “La responsabilidad inicial es de los padres, pero luego pasa a la compenetración con la escuela, la sociedad e, incluso, los políticos, que deben limitar el uso del móvil con unas leyes concretas”, señala el experto.

El hecho de que dentro del hogar no se fomenten las conversaciones entre los miembros de la unidad familiar y que los padres no sean un ejemplo a seguir en lo que se refiere al uso del dispositivo móvil, hace que “el niño no vaya a poder cubrir esa necesidad de hablar”.

Ámbito laboral

En el mundo laboral las personas están constantemente en situaciones en las que necesitan saber comunicarse y también capacidad de concentración. El hecho de ir a una entrevista de trabajo sin saber cómo actuar por estas carencias en la capacidad de expresarse implica un posible fracaso a la hora de intentar acceder al puesto.

“Tienes que saber venderte bien por medio de la palabra, en eso el móvil no te va a ayudar. No solo estamos hablando de habilidades verbales, sino también las no verbales: cómo nos movemos y miramos”, señala Julio García Gómez.

En cuanto a la concentración, tanto en el trabajo como en los estudios es necesario mantener la atención en lo que estamos haciendo. Los teléfonos han hecho que la capacidad de estar centrado en una actividad durante un espacio de tiempo sea muy difícil, lo que también es un riesgo para el desarrollo personal y laboral de las personas que padecen este problema con la tecnología. “Es imprescindible aislarnos de las redes sociales. Limitar al día su uso para que no nos ocupen todo el tiempo y desvíen de nuestra actividad normal”, asegura el experto en comunicación.

“Es imprescindible aislarnos de las redes sociales. Limitar al día su uso para que no nos ocupen todo el tiempo y desvíen de nuestra actividad normal”

Autoestima

Este estudio no solo muestra el uso desmedido del smartphone, sino que también arroja luz a las redes sociales, que son esas plataformas donde muchos jóvenes exponen una parte importante de su vida. Casi un tercio de estas personas tienen sus perfiles en redes sociales públicos, sin tener en cuenta los peligros que esto puede llegar a suponer.

Por otro lado, en aplicaciones como Instagram o TikTok, donde lo que se muestra es la imagen física, el 20,2% admite que retoca de forma habitual las fotos que comparten en estas plataformas. A este hecho hay que añadirle la necesidad de validación, es decir, de recibir likes por parte de los usuarios y aumentar el número de seguidores. Lo que tiene como consecuencia que, en el momento de recibir algún comentario negativo sobre el aspecto físico, este resulte extremadamente dañino ante la falta de autoestima de los usuarios.