Opinión | Firma invitada

Sentimientos, la Semana Santa y Bach

En la Semana Santa vemos en nuestras calles procesiones con sus penitentes, sus capirotes y los diferentes pasos con imágenes del Crucificado y de la Virgen. Son expresiones de la religiosidad popular que en un mundo secularizado contrasta cada vez más y aparece como algo exótico. Sin embargo, son la expresión de sentimientos que en la medida que son auténticos, y lo son en muchas de las procesiones, reflejan toda una serie de emociones que van desde el agradecimiento, el compartir un dolor o la expresión de un amor interior. Muchos no católicos, que no se quedan en la superficialidad, ven que detrás de estas manifestaciones religiosas populares se esconde algo profundo interior que es universal propio de los seres humanos por encima de su expresión concreta, hecha a través de una cultura determinada. En el fondo expresan que el mal no tiene la última palabra y que el amor incondicional no acaba en la cruz.

Hay también procesiones que se han convertido en mero espectáculo turístico, donde la autenticidad brilla por su ausencia. Como todo en la vida, la autenticidad esta muchas veces mezclada con aspectos mucho menos verdaderos. 

La pasión, muerte y resurrección de Jesucristo se manifiesta de diferente manera en las diversas culturas. Una de ellas queda reflejada en la música clásica y como paradigmático de ello es la Pasión según San Mateo de Johan Sebastián Bach, una de las piezas claves de la música clásica de todos los tiempos y emblema de la cultura cristiana y europea. La primera vez que la escuche en vivo, acudí con ciertos reparos debido a la duración, tres horas largas. Sin embargo, ante mis ojos se reveló algo lleno de belleza, que conmueve y que llega al corazón, sin ningún sentimentalismo. A partir de entonces siempre me he preguntado cómo Bach puede llegar tan adentro. Su música es universal y llega al interior de quién la escucha, sea oriental o occidental, africano o europeo. Quizás es porque en el lenguaje utilizado se trasluce el amor. La Iglesia católica le debía proclamar santo, aunque Bach fuese protestante. 

A Bach se le ha asociado a las matemáticas y hay libros que señalan que la armonía y estructura de algunas de sus obras tienen correspondencia con determinadas series de números y con estructuras geométricas. También se ha señalado la relación de sus composiciones con la simetría. La simetría que según la definición de la Grecia clásica es la conformidad de las partes con el todo. El físico y premio Nobel C. N. Yang, en una conferencia dada en una de sus visitas a Santiago, mostró una partitura de la trascripción para dos violines de una parte de la composición, la ofrenda musical. En ella se conjugaba el contrapunto hecho por un violín con la melodía del otro, de tal manera conjugados, que se podía invertir el tiempo y tocar hacia delante o hacia atrás. Era simétrica respecto a la inversión temporal. Bach tenía en don de crear y trasmitir belleza.