Juan Caneda, trasplantado de médula: “Si no eres positivo y te vienes abajo, al final es peor para recuperarte”

Al compostelano le detectaron una leucemia linfoblástica aguda durante el confinamiento

Juan Caneda en una imagen reciente

Juan Caneda en una imagen reciente / Cedida

A Juan Caneda (Santiago, 1991) le diagnosticaron leucemia linfoblástica aguda al comienzo del confinamiento provocado por la covid-19, en marzo del año 2020. Las jornadas previas a la detección del cáncer recuerda que “estaba bastante cansado, tenía dolor de espalda y, los últimos días, la presión arterial muy alta”. “Al principio no te das cuenta de lo que te está sucediendo. No te da tiempo a asimilar todo lo que conlleva un cáncer, pero cuando van pasando los días te das cuenta de que es un problema serio en el que necesitas todas las fuerzas para salir adelante”, explica el joven, que comenzó a jugar al fútbol a los ocho años en la cantera del Compostela, un deporte que continúa practicando hoy en día tras pasar por varios equipos en las proximidades de Santiago.

Tras el primer ciclo de quimioterapia, Caneda sufrió dos trombos en el segundo y fue ahí cuando los profesionales sanitarios optaron por realizarle un trasplante de médula ósea, en el que un familiar fue el donante, la situación más habitual. “Los días previos al trasplante te matan las células, tanto las buenas como las malas, a través de sesiones de quimioterapia y radioterapia. Estás con las defensas a cero, te encuentras muy débil y tienes muchos síntomas, como pueden ser vómitos o cansancio. Además, al tener las defensas tan bajas, tienes que estar lo más protegido posible. A partir de ahí, el trasplante es como si fuera una transfusión, pero en vez de ser sangre, pues, es médula ósea que te da un donante”, detalla el compostelano.

La recuperación es larga, al principio vas teniendo controles rutinarios cada tres días, después cada semana, hasta que se van espaciando más poco a poco”, indica. Caneda explica que, tras el trasplante, “te recomiendan andar y moverte”, pero en hacer deporte como tal tardó ocho o nueve meses “porque no me sentía con fuerzas para jugar al fútbol o correr o ir al gimnasio”. 

Además del proceso físico de recuperación, hay otro con el que los pacientes deben lidiar: el mental. "Al final, tienes que ser positivo. Si en este tipo de enfermedades no eres positivo y te vienes abajo, al final es peor para recuperarte”, declara Caneda, al que su familia, su mujer y sus amigos estuvieron siempre apoyando a lo largo de todo el proceso. El joven remarca, además, la importancia de la investigación en este ámbito. “Hay que intentar detectar el cáncer lo antes posible y que todos los cánceres tengan cura”, subraya.