Opinión | POSDATA

Para nada

A ver, con la mano en el corazón: ¿creen que sirvió para algo la reunión en el Senado de casi todos los presidentes autonómicos del PP para tratar, se decía, sobre la incidencia de la dichosa ley de amnistía? Sinceramente: yo creo que no.

Se hizo una demostración, eso sí, de lo bien que funciona el gabinete de comunicación de los genoveses, aunque para eso tampoco hacía falta celebrar semejante acto. Ya saben ustedes, como seguidores, a buen seguro, de la información política, que esa oficina es la que garantiza que todos los días hablen todos del mismo asunto y hasta con las mismas palabras. Supongo que lo han notado. Si no es así, les propongo que sigan durante algunos días las declaraciones de los miembros más destacados y públicos del PP.

Bueno, pues tal compaginación volvió a ponerse de manifiesto en la referida reunión. Solo los más sueltos, sin llamar demasiado la atención ni salirse con eso del guion, añadieron una frase más personal o referida, aunque solo fuese de soslayo, a una cuestión que tuviese que ver con su condición presidencial autonómica.

Por esa parte, pues, la reunión no dio de sí nada de especial interés. Creo que todos ustedes podrían haber adelantado lo que se iba a decir sin siquiera haber encendido la televisión.

Por parte de todos los demás intervinientes, además de los del PP, tampoco se dijo mucho más que tuviese que ver con el objeto de la reunión, que era, no lo olviden, la ley de amnistía. En este caso, cuando no eran miembros del PP, sí que cada hubo alguno, no todos, que hizo una aportación algo autonómica, aunque más bien lo fue solo sobre su rifirrafe singular con los rivales. Esto, en general, tampoco tenía mucho que ver con el objeto de la reunión.

Total, que unos por los otros, la casa a sin barrer: cada uno dijo lo que le mandaron decir o lo que le tocaba haber dicho sobre lo suyo, que tampoco fue que estuviese concernido por el correspondiente orden del día.

El único que si habló de la amnistía y para eso también con un guion de singularidad interesada, fue Pere Aragonés. A ese sí que puede haberle sido útil asistir a la referida reunión, pero solo porque, estando como está en plena campaña electoral catalana, se le ofreció en ella una inusual y estupenda plataforma publicitaria. Por eso asistió y perseveró, sin el gesto inadecuado de no escuchar a los demás, como había hecho de manera tan improcedente en otra ocasión. Pero para esto tampoco hacían falta alforjas. 

En fin: tiempo perdido.