Las inmobiliarias empiezan a colgar el cartel de que no quedan pisos en alquiler en Santiago

La mayor parte de los universitarios reservan antes de acabar el curso porque sino deben desplazarse a Milladoiro o a Bertamiráns

La oferta de viviendas en venta multiplica por cinco la del arrendamiento en la capital gallega

Cartel en una inmobiliaria que anuncia que no disponen de pisos en alquiler

Cartel en una inmobiliaria que anuncia que no disponen de pisos en alquiler / antonio hernández

Laura Teiga y su hermana no saben donde van a vivir a partir del 1 de julio. Ese día tienen que dejar el piso de alquiler en el que residen y por más que buscan no encuentran alojamiento. En los escaparates de varias inmobiliarias que han visitado empiezan a encontrar ya carteles en la puerta: “En este establecimiento no hay pisos en alquiler”, rezan. Carlos Debasa, presidente de la Asociación Galega de Inmobiliarias (Agalín) confirma que las opciones en el mercado de la capital gallega son escasas en estos momentos. “Cada año sucede más pronto”, advierte. Los estudiantes tratan de dejar cerrado antes de que acabe el curso donde se van a alojar el siguiente.

La situación se repite desde hace unos “tres o cuatro años”, asegura Debasa. “Antes los universitarios se marchaban en junio y volvían algún día en el verano o incluso en septiembre para buscar alquiler”, indica. Pero con la subida imparable de los precios y la reducción de la oferta aprendieron la lección. Si no alquilan antes de las vacaciones, luego toca buscar piso en localidades límitrofes como Milladoiro, Cacheiras o Bertamiráns. Los peor parados, explica el presidente de Agalín, con sede en Santiago, son los estudiantes de Erasmus que a estas alturas aún no saben dónde estarán el próximo curso. La mayor parte cuando llega ya no encuentra alojamiento en la ciudad.

Las inmobiliarias perciben escasez de viviendas en alquiler

Las inmobiliarias perciben escasez de viviendas en alquiler / ECG

Debasa indica que los precios por habitación en piso compartido se están moviendo entre los 200 y 250 euros en el entorno del campus sur y en los 175 en el norte. De media, un piso de alquiler en Santiago, según los datos del mes de mayo del Observatorio Galego de Vivenda, cuesta ya 535,4 euros, son casi 100 euros más que hace apenas cinco años. Estudios de portales inmobiliarios como Fotocasa, situaban esta semana el precio medio del metro cuadrado en 9,11 euros, por lo que un piso de unos 90 metros superaría ya los 900 euros. Antón López y sus dos compañeras de piso han decidido también buscar casa tras la última subida de 100 euros que les anunció el propietario. “El piso en el que estamos no es para pagar ese dinero, pasamos de 210 a 250 euros por habitación”, explica. En las últimas semanas han visitado “pisos en mal estado, deplorables por mil euros”. Todavía no saben dónde vivirán el próximo curso y a los gastos de la vivienda se suman los de la manutención. “Pasamos de hacer una compra a la semana por 30-40 euros a pagar 50-60”, indica. Conseguir la vivienda en la que residen ya fue complicado hace dos años. “Las inmobiliarias organizaban una especie de excursiones en plena pandemia de covid en las que nos enseñaban pisos enanos”, recuerda.

El presidente de Agalín recalca que que por lo menos este año la “situación está estable dentro de la gravedad”. La regulación del Ayuntamiento para vetar la proliferación de pisos turísticos empieza a notarse en las inmobiliarias. Aunque sigue sin haber oferta suficiente, apunta el Debasa, no llegan tantos propietarios a las agencias anunciando que van a destinar el piso que tenían en alquiler tradicional al turístico. “Con la normativa del Concello parece que se empieza a frenar esta sangría”, apunta.

Pero encontrar piso continúa siendo una odisea. Laura Teiga y su hermana empezaron a mirar ya en abril sin éxito. No estaban cómodas en su actual vivienda por problemas de ruidos. Pero ahora la necesidad es acuciante. “La casera nos dijo que teníamos que dejar el piso porque lo necesita un familiar”, explica. Laura es estudiante de Historia del Arte y se irá a vivir con sus padres, pero su hermana ya está trabajando y no sabe donde residirá en apenas unos días. “Tendrá que quedarse en casa de alguien mientras no encuentra”, se resigna Teiga. Aunque están abiertas a residir en cualquier zona de la ciudad, los pisos no aparecen. “Había uno que nos gustaba, pero nos dijeron que preferían una pareja que unas hermanas, no lo entiendo porque nosotras no nos vamos a divorciar”, bromea.

Más oferta en venta

Actualmente en Santiago, según portales como Idealista, se ofrecen unas 200 viviendas en alquiler. La oferta de pisos turísticos, con datos del portal especializado AirDNA llega a 527. Por estas fechas el año pasado se superaban los 700. La mayor oferta es, sin embargo, la de vivienda en venta, que rondan casi las mil. Debasa asegura que hay muchos propietarios que siguen siendo reticentes a convertirse en caseros. Además, buena parte de las casas en venta necesitarían algún tipo de reforma para ser habitables. “Entre los miedos, los propietarios aluden a la seguridad, temen que no les paguen las cuotas”, explica. Sin embargo, confía en que estos “miedos vayan a menos”. Indica que las iniciativas de la Xunta para ofrecer seguros a los arrendatarios están comenzando a funcionar. Pese a que la subida de tipos de interés está ralentizando algo las ventas por el encarecimiento de las hipotecas, las inmobiliarias constatan que el mercado sigue activo. “Cayó algo, es verdad, pero es que el año pasado tuvimos cifras récord de ventas”, subraya Debasa. Añade que el problema de falta de pisos no afecta sólo a los estudiantes, sino que también hace que las familias que no tienen vivienda en propiedad tengan dificultades para encontrar alojamiento.

Imagen de viviendas en Santiago de Compostela

Imagen de viviendas en Santiago de Compostela / E.P.

Emilio Lage, presidente del Consello de Estudantado de la USC, demanda al nuevo Gobierno municipal y a la Xunta que se ponga manos a la obra para solucionar un problema que afecta a la comunidad universitaria. “Hay varias cuestiones, la escasa oferta que está expulsando a los universitarios fuera de la ciudad, el alto precio de los inmuebles y también la mala calidad con pisos en el Ensanche que llevan sin ningún tipo de intervención en 50 años”, resume. Les pide a las administraciones “que espabilen y garanticen que el estudiantado de la USC pueda volver a residir en Compostela”. En los últimos años, insisten, muchos se han tenido que desplazar a localidades que como Milladoiro o Bertamiráns, donde se suma un nuevo problema, el de la movilidad. “No es óptima y las frecuencias de los autobuses tampoco son las mejores”, subraya.

Lage recuerda, además, que las alternativas en las residencias públicas de la USC también son escasas. “Todos los años en las conversaciones con la vicerrectoría nos dicen que se queda gente sin plaza”, indica. Una de sus reivindicaciones es que se creen más plazas a precios asequibles, porque la oferta en residencias privadas tampoco es apta para todos los bolsillos de los universitarios. Para el próximo curso, la USC oferta 910 plazas. Los precios se calculan en función de la renta familiar y oscilan entre los 46 euros en habitación compartida hasta los 292 euros. En el campus de Santiago estaban matriculados en el pasado curso 20.808 universitarios.

Estafas

El presidente de Agalín advierte, además, que en los últimos meses empiezan a proliferar estafas por internet. “Aparecen anuncios en línea con fotos espectaculares de viviendas y precios muy por debajo de lo normal. Les piden una transferencia de dinero para reservar y luego ni hay piso, ni nadie da razón, acaban viniendo muchos padres por las inmobiliarias para preguntar”, relata. Debasa recomienda ponerse en manos de profesionales a la hora de buscar vivienda y también, como el resto de ciberestafas, “desconfíar de las gangas”.