La USC no encuentra concesionario para dos cafeterías: con la inflación no hay beneficio

La Universidad incrementa este año hasta los 500.000 euros las ayudas de manutención

El precio del menú se encarecerá este curso unos céntimos por encima de los seis euros

Estudiantes en una de las cafeterías de la USC

Estudiantes en una de las cafeterías de la USC / santi alvite

Las cafeterías de la Facultade de Medicina y del Burgo de As Nacións se han quedo sin quien las gestione. El alza de precios de los alimentos, que en cuatro años se han encarecido un 30,8%, tiene efectos colaterales en la Universidade de Santiago (USC). El gerente de la institución académica, Xavier Ferreira, explica que el concurso para encontrar concesionario ha quedado desierto. Desde el sector le trasladaron que con los precios tasados no les queda margen de beneficio.

Este curso el menú se incrementará ligeramente. Hasta ahora el precio para los estudiantes era de 5,90 euros, pero pasará a superar en unos céntimos los seis euros. Aún así, a las empresas de hostelería no les salen las cuentas. “Actualmente es prácticamente imposible ofrecer un menú de calidad a ese precio o vender cafés que están completamente fuera del precio de la calle. Esto nos está provocando situaciones complejas”, relata el gerente. Además de quedar desierto el concurso en Medicina y en el Burgo, otras cafeterías como la del COIE y la del Pabellón Estudiantil han cerrado.

Ferreira indica que la USC está situada en una urbe que “tiene algunas singularidades” que no tienen otras. “Estamos en una ciudad compleja, donde la vivienda es cara y la comida es cara”, indica. Por este motivo, el gerente de la institución académica asegura que se ha tratado de hacer un esfuerzo este año incrementando las ayudas para la manutención de los estudiantes que tienen menor renta. La Universidad destinará este año 500.000 euros a los bonos de comedor. Este año se repartirán a 1.040 estudiantes que tendrán gratis hasta 80 comidas.

El curso pasado esta ayuda, que se instauró para apoyar al alumnado con mayores dificultades económicas durante la pandemia, llegó a un total de 765 estudiantes. Pero Ferreira indica que el número de solicitudes fue mucho mayor y casi 300 se quedaron sin los bonos de comedor. “Entendimos que teníamos que llegar a ellos”, afirma Ferreira, quien explica que aunque en principio hay un presupuesto disponible de medio millón de euros, la cuantía podría incrementarse si el número de solicitudes que cumplen los requisitos de renta es mayor. “Si vemos que hay una demanda alta y vienen personas en situación económica compleja o alguna circunstancia especial, pues vamos a hacer el esfuerzo”, añade.

El gerente de la USC indica que el incremento de los bonos “también les da un poco de pulmón” a las cafeterías, ya que muchas de ellas tienen una situación compleja dado que el margen de beneficio que les queda “es ínfimo” con los precios actuales. “Esto nos llevó a una reflexión que era: ¿permitimos su subida de precios? Obviamente si subimos los precios, pues afectamos a estudiantes que también están afectados por el incremento de precios. Y la decisión que tomamos fue proteger a aquellas personas que pueden usar los bonos”, indica Ferreira.

Repensar el modelo

El recorte en los márgenes de beneficios de las cafeterías por causa de la inflación provoca también que la USC se plantee repensarse el modelo actual. “Hay muchas cafeterías en el campus Sur, la demanda se satisface geográficamente con muchas menos. Hay cafeterías que no tienen terraza, tienen cocinas viejas, que no pueden ofrecer menor competitivos”, resalta Ferreira. El gerente de la USC espera contar con una solución para el próximo mes de octubre para las cafeterías que han quedado sin licitar. “Lo que nos traslada el sector y los concesionarios es que les resulta muy difícil con la inflación”, añade.

Ferreira destaca que con los 500.000 euros, la USC será este curso la universidad española que más dinero destina a los bonos de comedor. La segunda, con un volumen de alumnos similar a la compostelana, es la Politécnica de Valencia con unos 290.000 euros en ayudas. Le sigue la Universidade de Vigo, con unos 280.000 euros, aunque tiene un número menor de alumnos.

Además de la manutención, los estudiantes tienen también cada vez más problemas para encontrar vivienda en la ciudad ante el encarecimiento de los alquileres. Ferreira se muestra consciente del problema, aunque reivindica que la USC cuenta con el mayor número de plazas en residencias públicas de todas las universidades gallegas. Afirma que no hay fondos propios para crear nuevas, pero reclama a la Xunta y al Concello que se impliquen para solucionar el problema de alojamiento.