Trasplantados de médula ósea en el CHUS conmemoran una década de ayuda a pacientes desde Asotrame

Protagonistas de 10 años de vida, que se estrena el miércoles en Santiago, Pet y Álvarez reivindican la donación que a ellos les salvó la vida

Mario Álvarez, en el centro, con la fundadora de Asotrame a su izquierda, Cristina Piñeiro, y otros participantes en el documental ‘10 años de vida’

Mario Álvarez, en el centro, con la fundadora de Asotrame a su izquierda, Cristina Piñeiro, y otros participantes en el documental ‘10 años de vida’ / Cedida

Cristina Pet y Mario Álvarez, de 49 años ella y de 31 él, son miembros de la delegación compostelana de la Asociación Galega de Afectados por Transplantes Medulares e Enfermidades Oncohematolóxicas (Asotrame), a través de la que prestan su apoyo a pacientes tratados en el Complexo Hospitalario Universitario de Santiago que, al igual que ellos antes, afrontan una patología similar a la que ambos padecieron.

Lo hacen, según explican en conversación con este periódico, porque también ellos en su momento tuvieron necesidad de poder plantear cuestiones que se les pasaban por la cabeza a otros afectados y porque creen que su ejemplo, poder contarlo y con una calidad de vida como la de cualquier otra persona salvo los controles rutinarios que han de pasar cada medio año, puede servir de ayuda para quienes están en pleno proceso de la enfermedad.

Fue esa convicción, la de que podían ser útiles para otras personas que estaban atravesando por el mismo problema que antes tuvieron ellos, la que llevó a Mario Álvarez a entrar en contacto con Asotrame y, a partir de ahí, dar los pasos necesarios para establecer en 2017 una delegación en Santiago de la asociación fundada por Cristina Piñeiro y que ahora cumple una década.

Una efeméride que conmemora con el estreno el próximo miércoles en el Centro Internacional de Prensa de Galicia del documental 10 años de vida (IK Audiovisuais), en el que Cristina Pet y Mario Álvarez son dos de los más de cuarenta protagonistas que exponen sus vivencias y el trabajo de la entidad, tanto con los afectados como con sus familias.

Voluntariado

Para Cristina, que en esta pieza audiovisual narra su faceta como voluntaria de la asociación, “es una maravilla poder contar con algo así y entrar en contacto con gente joven que puede transmitir esa imagen de que la gente se recupera”. Y es que, aunque también es consciente de que “hay gente que se queda por el camino”, pone en valor la experiencia compartida.

Admite que “cuando te diagnostican una leucemia, como fue mi caso, estás muy perdida; por un lado te invade esa parte pesimista y por otro la de que vas a salir adelante, y para mí fue muy importante el caso de Josep Carreras, al que tuve como referente porque no tenía otro”.

Trasplantada de médula ósea “el 31 de octubre de 2005, he cumplido 18 años como la princesa Leonor”, como apunta, asegura que llegó a contactar con la fundación del tenor porque “tenía muchas dudas y sí que me contestaron, pero con Asotrame, al estar en Galicia, lo ves más cercano, y poder ir al hospital para contactar directamente con los pacientes es algo que yo no pude tener”.

Voluntaria de la asociación, explica que antes de la pandemia “iba al Clínico a hablar con gente que estaba pendiente de un trasplante para decirles que sí, que van a pasar por un momento complicado que no les va a quitar nadie, que levantarte de la cama cuando no tienes fuerzas es duro, pero que luego hay luz”.

Indica que “muchas veces al principio te presta más atención el familiar que el enfermo, pero cuando les dices que tú has pasado por lo mismo y que estás ahí, empiezan a hacerte caso y a preguntarte, y eso para mí es muy reconfortante”.

Con cinco hermanos, “dos de las chicas eran compatibles, 100% genéticamente idénticas, y al final los médicos optaron por la menor para la donación, ya que aunque estuve un año con tratamiento, luego no era efectivo y hubo que trasplantar”.

Descubrió que estaba enferma por “unos análisis rutinarios en la empresa en la que trabajaba, dio algo mal y me enviaron a repetirlos al hospital, y me dijeron que tenía leucemia, aunque yo no notaba nada”.

Encantada de los profesionales que le atienden en el CHUS porque “además de un equipo profesional muy bueno, tienen una empatía tremenda”, colabora también en las iniciativas de sensibilización sobre “la donación porque con algo tan sencillo como la de médula ósea se están regalando vidas, qué puede haber más bonito que eso aunque no conozcas a quién estás donando”.

Donanción de médula ósea

Esa necesidad de concienciar sobre la donación de médula ósea fue lo que llevó a Mario Álvarez a movilizarse, ya que “cuando me trasplantaron a mí, me pareció que había un gran desconocimiento global y creí que había que hacer algo para cambiarlo porque al final la donación es como una transfusión de sangre y, siendo un acto tan sencillo y que puede conseguir algo tan grande como salvar una vida, pensé que había que difundirlo más”. Lo hace a través de Asotrame, de la que es vicepresidente y sobre cuya labor habla en el documental.

En su caso, el donante fue su hermano, gracias al cual se recuperó del linfoma de hodking que con 21 años le diagnosticaron y que, al complicarse, llevó al trasplante en 2015. Recuerda que “tuve un catarro muy fuerte, luego empecé a adelgazar y sudaba mucho por las noches, pero no sabía lo que era y, como me iba a ir a ver a un amigo a Italia, mi madre me dijo que no se quedaba tranquila si no me hacía una placa de tórax, y ahí fue donde descubrieron que algo no iba bien, me hicieron pruebas y llegó el diagnóstico”.