El CHUS duplica en el último año el número de pacientes tratados con HIFU en Santiago y llega a 186

Cuatro de los afectados con temblor han sido sometidos a tratamiento bilateral, aprobado hace solo unos meses// Con edades de entre 30 y 93 años, 117 son hombres y 69 mujeres 

El neurólogo del Complexo Hospitalario Universitario de Santiago Ángel Sesar, en su consulta del Clínico

El neurólogo del Complexo Hospitalario Universitario de Santiago Ángel Sesar, en su consulta del Clínico

El Complexo Hospitalario Universitario de Santiago (CHUS) ha intervenido ya con la técnica de ultrasonido de alta intensidad focalizada (HIFU) a un total de 186 personas con temblor desde que puso en marcha este tratamiento en marzo de 2021, 86 de las cuales han sido intervenidas el último año, lo que prácticamente representa el doble de la cifra que se había registrado hasta febrero de 2023.

Además, y entre las novedades en relación con esta opción terapéutica, que el Clínico compostelano fue el primero en poner en marcha dentro de la sanidad pública española, “desde que se autorizó hace apenas un año el tratamiento bilateral, hemos tratado ya a cuatro pacientes”, asegura en conversación con EL CORREO GALLEGO el neurólogo del CHUS Ángel Sesar, quien explica que para ello “hay que seguir un protocolo y nuestros criterios son un poco más estrictos que cuando se interviene en un solo lado”, como poner un límite de edad fijado en los 80 años o que el cráneo reúna una serie de condiciones porque “si no somos estrictos pueden aumentar los efectos secundarios, y no es cuestión de arreglar un problema para provocar otros”.

Temblor en el lado no dominante

Indicada la bilateral para aquellas personas que, además de cumplir los requisitos, presentan también un temblor significativo en el lado no dominante, Ángel Sesar recalca que aunque “lo ideal es que no tiemblen ni de un lado ni de otro, con la intervención en el dominante ya mejoran mucho más del 50%”.

Es a esos afectados con temblor en ambas partes del cuerpo a los que, pasados unos nueve meses desde la primera intervención, se les propone llevarlo a cabo en la otra parte para eliminar por completo el temblor.

Centro de referencia en este tratamiento con HIFU para otras comunidades, de las 186 personas atendidas en el Clínico hasta la fecha, 52 provenían de fuera de Galicia. En concreto, y según los datos aportados por el neurólogo, 15 procedían del País Vasco, 12 de Castilla y León, 7 de Asturias, 5 de Andalucía y el resto de otras regiones.

No obstante, está convencido de que cada vez habrá menos personas de otras autonomías, puesto que se está extendiendo a otros centros hospitalarios del país.

Mayoría de hombres

Por el momento, y aunque desconoce las razones por las que la mayor parte de los intervenidos sean hombres, puesto que “en el temblor en general no hay diferencias en cuanto a sexos”, lo cierto es que de los 186, 117 eran hombres y solo 69 mujeres.

Con edades comprendidas entre los 30 años que tenían un chico y una chica atendidos en el centro compostelano y los 93 del de mayor edad al que se ha tratado hasta la fecha, una de las grandes ventajas del uso de esta tecnología es que permite al paciente irse a casa en el mismo día y luego se le hace un seguimiento que, tal y como señala, “a veces, si son de fuera, lo hacemos mediante videollamada para que no tengan que desplazarse desde el País Vasco o Mallorca, como hemos hecho en algunos casos”.

Efectivo e inmediato

Entre las ventajas de este tratamiento, aparte de no ser necesaria una cirugía, resalta el hecho de que “es muy efectivo y, además, inmediato, muchos pacientes entran temblando y salen llorando, incrédulos al ver que su mano ya no tiembla”.

Y todo gracias a una técnica que consiste en “ponerle un casco al paciente mediante el que se emiten ultrasonidos dirigidos a la zona que queremos lesionar” porque, como recuerda, “ya desde hace muchos años sabemos que si se lesiona una zona del tálamo, una estructura cerebral profunda, que está hiperactiva, el temblor mejora; es muy curioso que lesionando una parte del sistema nervioso se resuelva o mejore el temblor, pero es así”.

La duración del tratamiento es de aproximadamente entre una hora y una hora y media, en la que aclara que “la mayor parte del tiempo la dedicamos a algo fundamental, localizar muy bien y con mucha precisión la diana sobre la que vamos a actuar, y en los últimos veinte o treinta minutos es cuando se realiza el tratamiento propiamente dicho”.

Acumulando ya una gran experiencia desde su puesta en marcha en marzo de 2021, el neurólogo del CHUS señala que esa experiencia les ha permitido también cambiar un método de localización de la diana sobre la que actuar mucho más preciso que el inicial, consiguiendo con ello “que el tiempo del tratamiento fuese menor y que el paciente no tuviera que estar tanto dentro del dispositivo porque no es agradable tener que estar con el casco, dentro de un dispositivo en el que hace frío, y hemos logrado reducir ese tiempo en el que ejecutamos el tratamiento a la mitad”.

Sobre si la desaparición del temblor se mantiene en el tiempo a quienes han sido sometidos a esta técnica, asegura que “en sitios donde llevan más que nosotros realizándola, estudios de más de cinco años después del tratamiento están demostrando que se sigue manteniendo el efecto positivo”, si bien en algunos casos es necesario repetir el tratamiento.

Personas con párkinson

Interrogado sobre su aplicación en enfermos con párkinson, apunta que puede utilizarse como un tratamiento puramente sintomático, pero sólo para el temblor, y añade que “hay otra técnica que consiste en lesionar el núcleo subtalámico, otra estructura cerebral profunda, con la que no sólo mejoras el temblor, sino también la torpeza y la rigidez, pero tiene una gran limitación porque de momento sólo se puede hacer unilateral”, con lo que “si tú a un paciente que tiembla le mejoras el lado dominante, recupera mucha función, pero si a alguien con párkinson, con afección bilateral, le arreglas un lado, no le solucionas nada”.

Avanza que ya se está llevando a cabo algún ensayo clínico en el que se está trabajando con pacientes en el núcleo subtalámico bilateralmente, “pero todavía no se pueden sacar conclusiones, habrá que esperar algún tiempo”.

Con tratamientos por ahora sólo sintomáticos para la enfermedad de Parkinson, Ángel Sesar señala que hay varias líneas de investigación activas buscando diferentes formas para frenar su progresión, que su evolución se ralentice, si bien son proyectos a medio plazo.

Apunta también que uno de los grandes problemas de esta dolencia reside en el hecho de que “llega un momento en el que con el tratamiento oral no se mejora lo suficiente y hay que plantearse otras opciones, entre ellas la cirugía” que, tal y como recuerda, “estamos llevando a cabo desde el año 2000 en el hospital para casos en los que la medicación oral falla, siempre siguiendo unos criterios bastante estrictos porque no todos los afectados los cumplen o no quieren operarse”.

Para ellos existen otras posibles terapias como los llamados tratamientos de infusión, en los que el fármaco se administra por vía subcutánea o bien directamente en el intestino delgado. Y se suma una levodopa que se puede suministrar también de forma subcutánea, que según afirma “lleva unos meses en el mercado y estamos empezando a utilizar, de momento con buenos resultados".