EL DILEMA DEL TURISMO

¿Ocultar patrimonio para evitar la masificación? El dilema de ciudades turísticas como Santiago

La voluntad de compartir la riqueza cultural y patrimonial de un lugar choca con la legítima preocupación de los residentes locales por la turistificación

Peregrinos caminando por la Rúa de San Pedro en Santiago

Peregrinos caminando por la Rúa de San Pedro en Santiago / Jesús Prieto

Las ciudades más turísticas, caso de aquellas históricas como Santiago y especialmente su casco histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad, están repletos de tesoros culturales y arquitectónicos que atraen a viajeros ávidos de descubrimientos. Sin embargo, tras la fascinación por sus encantos y la curiosidad por sus rincones menos conocidos, se esconde un dilema creciente: ¿cómo equilibrar la preservación del patrimonio con la gestión de la masificación turística?

Recientemente, tras una publicación en este diario, una vecina alertaba en X contra "la divulgación excesiva" de una de las joyas ocultas de barrio de San Pedro: la escalera de la rúa da Carricova. El artículo revelaba la singularidad de esta escalinata, oculta en una pequeña calle transversal en la entrada del Camino de Santiago francés. En su comentario, esta vecina de Concheiros opina que es contraproducente dar a conocer estas curiosidades de Compostela cuando el barrio ya se siente abrumado por la presión turística: "En un barrio donde el malestar con el turismo es evidente y va en aumento", escribe, "creo que este tipo de noticias son innecesarias, inconvenientes y poco sensibles. Pronto tendremos allí turistas y es importante recordar que es una calle con viviendas".

¿Compartir o ocultar?

Más allá del posible alcance de ese artículo, el debate suscitado refleja un conflicto universal. Por un lado, está la voluntad de compartir la riqueza cultural y patrimonialde un lugar con el mundo, fomentando el entendimiento y el aprecio por la historia y la belleza que encierra. Por otro, está la preocupación legítima de los residentes locales, que ven cómo su hogar se transforma en una atracción turística abarrotada, perdiendo su esencia y privacidad.

Turistas en el Lago Ercina, en los Picos de Europa

Turistas en el Lago Ercina, en los Picos de Europa / cc

Cada vez más destinos en España y en el mundo están implementando numerus clausus o limitaciones en el número de visitantes diarios. Estas restricciones, que también se están estudiando en Santiago, incluyen un límite máximo de personas que pueden acceder a lugares de especial interés, restricciones de vehículos en carreteras locales y límites a la navegación de embarcaciones cerca de islas protegidas. Estas medidas se están tomando para protegerse de la masificación y garantizar un turismo sostenible. Es el caso de la playa gallega de las Catedrales, la reserva natural de Doñana en Andalucía y el volcán del Teide en Tenerife, que han implementado limitaciones de acceso para equilibrar el uso público con la preservación.

Estas restricciones varían según las comunidades autónomas. En Asturias, por ejemplo, se mantiene un plan especial de transporte a los Lagos de Covadonga, donde en épocas de mayor afluencia solo se puede acceder en autobús o taxi con licencia en Cangas de Onís. Aquí en Galicia, la playa de las Catedrales requiere una entrada gratuita reservada por internet, mientras que en la costa vizcaína el acceso al islote de San Juan de Gaztelugatxe se ha reabierto al público con un límite de casi 1,500 personas al día.

En las Islas Canarias, el Parque Nacional del Teide tiene un cupo de 200 visitas diarias en el último tramo del sendero de ascenso al pico de El Teide. En Baleares, se han ampliado las limitaciones de acceso y se requiere permiso para navegar en el Parque Nacional Marítimo-Terrestre de Cabrera. Además, en playas de Baleares se han contratado informadores ambientales para concienciar a los bañistas sobre la importancia de los ecosistemas protegidos.

En Andalucía, el acceso al interior del Parque Nacional de Doñana está restringido a un máximo de 886 personas al día desde diferentes puntos de entrada. En Aragón, el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido tiene restricciones de acceso desde hace años. En Extremadura, se limita el acceso a monumentos naturales como Cueva Castañar y Cueva Fuentes de León debido a su reducido tamaño.

Eliminar información de servicios esenciales

El caso de Barcelona, donde la presión turística ha llevado a medidas drásticas como la eliminación de información sobre servicios de transporte en línea borrando del mapa uno de sus autobuses, sirve como advertencia. Después de años de quejas de los vecinos de los alrededores del Park Güell, que veían cómo los turistas colapsaban el bus de barrio 116, el Ayuntamiento ha dado con una solución inaudita: lo ha eliminado de los itinerarios recomendados de Google Maps. La saturación de ciertos espacios y servicios no solo afecta la calidad de vida de los residentes, sino que también puede excluir a ciertos grupos, como personas mayores que dependen del transporte público.

Entonces, ¿cuál es la solución? Para los expertos, la clave está en encontrar un equilibrio delicado entre la promoción responsable y la preservación del patrimonio y la calidad de vida de los residentes. Esto implica medidas como la diversificación de las atracciones turísticas, la promoción de un turismo sostenible que respete el entorno y la cultura locales, y la implicación activa de la comunidad en la toma de decisiones relacionadas con el turismo.