Teatro

“‘Códice K’ es una historia de hombres contada por mujeres”

La comedia de Ainé sobre el robo del Códice Calixtino llega este viernes al Auditorio de Galicia

Graciela Carlos, parte del elenco que completan Patricia Castrillón, Marita Martínez, Russ y Lucía Veiga, nos da las claves de lo que veremos

A la derecha, Graciela Carlos en una escena de la obra de teatro 'Códice K'

A la derecha, Graciela Carlos en una escena de la obra de teatro 'Códice K' / Aigi Boga

Hay pocas chapuzas comparables al robo del Códice Calixtino, un suceso de eco en medio mundo en junio de 2011. Provocó que dentro y fuera de la Catedral de Santiago saltarán chispas, ya que hablamos de una joya medieval encontrada luego en el garaje del electricista Manuel Castiñeiras. Así, el montaje teatral de la compañía Ainé sobre ese suceso no podía ser otra cosa que comedia. Graciela Carlos (Vigo, 1990), actriz y periodista, integra el elenco con Patricia Castrillón, Marita Martínez, Russ y Lucía Veiga; y charla con EL CORREO para comentar esta obra de teatro que llega hoy al Auditorio de Galicia (21 h.; entradas a 8 €) con texto de Manuel Cortés y dirección de Tito Asorey.

¿Cómo es que en la obra hay baile? Aquello de fiesta... tuvo bien poco.

Hay baile, hay baile… El baile se introduce a partir de la comedia y de la retranca gallega, que es lo ofrece esta obra. Basándonos en una historia real, una historia que va más allá del true crime y que no podíamos representar de otra forma que no fuera con una comedia, metemos mucha retranca. Hay un personaje fijo, la inspectora, que va pasando por distintas escenas donde se va encontrando a los sucesivos personajes y ahí es donde el resto de actrices vamos pululando entre personaje y personaje, siempre desde una perspectiva femenina. Aparte de la inspectora, que es el eje principal de la historia, aparecen monjas, la mujer de Castiñeiras, su nuera, monas cantarinas, limpiadoras, personal de la Catedral… mujeres a quienes nunca se les dio voz. Y teniendo en cuanta que somos cinco mujeres en escena, lo feminista ya lo llevamos nosotras per se. Es una historia de hombres contada por mujeres.

¿Recuerda aquel 2011 ?

Sí. Me resultó muy intrigante porque cuando pasó el robo yo estaba de periodista en prácticas y recuerdo el bum que hubo. Me preguntaba: ‘¿Cómo es posible que semejante libro haya desaparecido? Y: ‘¿Cómo es posible que nadie conociera algo tan importante?’ Porque el Códice , a diferencia del botafumeiro, no era un elemento que estuviera presente en nuestras vidas a la hora de hablar de la Catedral. Y cuando Álvaro Pérez Becerra, Javi Lopa (ambos en la dirección de producción) y Touriñán, me plantearon desde Ainé participar en esta obra, pensé: ‘Adelante’, ¿qué mejor para alguien que ha dedicado parte de su vida al periodismo y la interpretación?

¿Les ha llegado alguna reacción de alguien de la Iglesia?

Ojalá... No tenemos constancia de que haya venido a ver la obra alguien del ámbito eclesiástico. Ojalá vinieran. Al final, tú si vas al teatro tienes que ir con la cabeza abierta, vas a ver una historia, y de verla, deberían tomárselo desde una perspectiva cómica, que así está tratado el robo en Códice K. Lo que gusta, al final, es que haya varias opiniones, que cada quien se vaya a casa con su idea, piense y repiense. Esa es una de las herramientas del teatro, hacer que la gente piense un poco. Sería muy interesante saber la opinión de alguien de la Iglesia.

Equipo y elenco de Ainé con representantes de las instituciones durante una rueda de prensa de 'Códice K'

Equipo y elenco de Ainé con representantes de las instituciones durante una rueda de prensa de 'Códice K' / Jesús Prieto

Actriz, periodista, y además toca el clarinete...

Sí, soy clarinetista, batería… Empecé clarinete con ocho años. Al final el escenario es mi casa particular, donde yo me encuentro más a gusto, donde puedo ser libre, ser lo que yo quiera ser. Siempre he sido bastante tímida, una persona que, a nivel social, tenía bastantes problemas para relacionarme pero, desde niña, cada vez que me subía a un escenario notaba que mi cuerpo se transformaba, y ahí, en el escenario, es donde siento que puedo aportar mi granito de arena al mundo: contando historias.