{ obituario}

Nicolás García Soto: el espíritu inquebrantable

Francisco Gómez-Ulla

Francisco Gómez-Ulla

Hoy nos despedimos de un ser verdaderamente extraordinario, el profesor Nicolás García Soto, un hombre cuyo espíritu indomable desafió los límites de lo imaginable. Su partida deja un vacío en nuestras vidas, pero su memoria vivirá eternamente en nuestras mentes y corazones.

El profesor Nicolás García Soto, otorrinolaringólogo de renombre, dejó una huella imborrable en el ámbito profesional y en la vida de quienes tuvimos el privilegio de conocerlo. Su pasión por la enseñanza se evidenciaba en su dedicación a guiar a las nuevas generaciones de médicos y en su capacidad para inspirar a aquellos que aspiraban a seguir sus pasos.

Pero Nicolás no se limitó a su especialidad. Siempre en búsqueda de nuevos desafíos y oportunidades de aprendizaje, incursionó en áreas diversas de la medicina, ampliando así su conocimiento y habilidades. Su insaciable curiosidad lo llevó a explorar diferentes campos, convirtiéndolo en un médico versátil y multidisciplinario.

Además de su destacada trayectoria profesional, Nicolás era un hombre de acción, siempre dispuesto a enfrentar cualquier desafío que se le presentara. Ya sea como navegante intrépido en su velero, esquiador sorprendente o como piloto audaz en el cielo, Nicolás nunca temió aventurarse más allá de los límites convencionales. Su espíritu intrépido y su habilidad para tomar decisiones rápidas y acertadas fueron rasgos que lo distinguieron, tanto en su vida personal como profesional.

Nicolás fue una fuente inagotable de originalidad y versatilidad. Su vida fue una aventura sin fin, llena de sorpresas y momentos inolvidables. Su pasión por la vida lo llevó a lugares inimaginables y su espíritu inquebrantable deja una huella imborrable en el corazón de todos aquellos que tuvimos el privilegio de conocerle. Aunque su partida nos entristece, nos consuela saber que su legado perdurará en las vidas que tocó y en el campo de la medicina, en el que dejó su impronta.

Pero Nicolás también destacó por su inmensa fe, que lo llevó a aceptar la llamada de Dios y partir como él deseaba, junto a todos sus hijos. Rezó el rosario junto a su esposa Mariló y su familia, y al colocar un escapulario de la Virgen sobre su pecho, exhaló su último aliento. De esta manera, alcanzó el anhelado Cielo que tanto buscó y, sin duda alguna, su presencia ya estará dejando una profunda huella en aquel sagrado lugar.

Descansa en paz, querido Nicolás, tu memoria y tus enseñanzas vivirán eternamente en nosotros.

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