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El Turismo en Compostela. Del 2017 al 2023

José Manuel García Iglesias

José Manuel García Iglesias

En el 2017, siendo Compostela Aberta quien regía los destinos de la ciudad, se elaboró un completo Plan Estratégico de Turismo de Santiago de Compostela, a desarrollar entre ese año y el 2022. Las tornas cambiarían en el Ayuntamiento y, con el PSOE al mando, seguiría el día a día de la ciudad hasta que, recientemente, el BNG asumió las responsabilidades de Gobierno. Entre esas dos fechas, 2017 y 2023, pasaron muchas cosas, entre otras, una pandemia que, por un tiempo, lo cambió todo. Después vendrían momentos mejores y el turismo reverdeció sus éxitos de antaño hasta tal punto que lo que, a todas luces, cabe entender como una fuente de riqueza mostró también una serie de contrariedades a tener en cuenta.

Se puede decir que el caso de Santiago excede, con mucho, unos niveles razonables. Contamos con poco más de 98.000 habitantes y en el pasado Agosto, según datos del INE, pernoctaron aquí 113.537 visitantes, lo que supone un 1,15 por habitante; por delante del 0,77 de Palma de Mallorca o el 0,44 de Barcelona. Si, por otra parte, deducimos del número de compostelanos aquellos que, en ese mes, estaban fuera de la ciudad, el salir a las calles se convertía en una curiosa sensación: la de sentirse foráneo allí en donde uno es un vecino más.

La complejidad no acaba ahí y tiene su recorrido anual. Hay que contar también con que Compostela es, además, una ciudad universitaria, con un número relevante de estudiantes y una actividad congresual digna de ser tenida en cuenta, lo que ha de añadirse en la valoración a hacer y en las políticas a desempeñar.

Ahora, desde la actual Corporación, se alude a un “Código de Buenas Prácticas” que se basa en la corresponsabilidad, diversidad, autenticidad, singularidad, calidad ambiental, calidad acústica, calidad visual, preferencia peatonal, seguridad, derecho al descanso, tranquilidad y hospitalidad. Tales principios básicos han de reconocerse como válidos pero se echa en falta, por ahora, la efectividad de un plan estratégico ambicioso, una metodología de trabajo eficiente y un desarrollo del mismo palpable.

Es verdad que todos los problemas están relacionados entre sí pero, en la medida que se minoren al menos algunos, estaremos más cerca de la solución precisa. Hay que saber, también administrar el éxito – y el del turismo compostelano lo es- para que sus efectos negativos se subsanen en lo posible. Una ciudad en la que una de cada cinco empresas es de servicios no puede permitirse otra cosa. Ahora se habla de la Tasa Turística como una vía que puede ayudar a mejorar las cosas; puede ser, pero para ello ha de estar bien administrada, atendiendo a criterios rigurosos, en el sentido de que tal recaudación se oriente debidamente. Y para eso hay que tener, además de principios, un plan, un método, un trabajo sistemático y la concreción de unos resultados a valorar, al menos, anualmente.