Los médicos de Santiago tienen una de las mayores cargas asistenciales, con 37 pacientes por jornada

Pediatría, con 29,92 usuarios por día y en séptimo lugar a nivel estatal, y enfermería, con 26,38 y en tercer puesto, son las peor paradas según un informe de Civio

La falta de relevo y la mala gestión, entre las causas

Dos personas saliendo de las instalaciones del centro de atención primaria Concepción Arenal de la capital gallega

Dos personas saliendo de las instalaciones del centro de atención primaria Concepción Arenal de la capital gallega / JESÚS PRIETO

Con una media de 37,01 pacientes por día, los médicos de familia del área sanitaria de Santiago y Barbanza se encuentran entre los que mayor carga asistencial diaria reciben, ya que se situarían en el puesto número 22 de un total de 170 zonas sanitarias de toda España sobre las que ha recabado datos la Fundación Civio. Peor es sin embargo la situación del personal de enfermería, que ha de ocuparse de 26,38 personas por día, siendo el tercero a nivel estatal con mayor volumen de atendidos, y el de los pediatras, que se colocan en séptimo lugar y pasan consulta a una media de 26,38 niños, en base a cifras de octubre del año pasado, las últimas de la comunidad a las que ha tenido acceso Civio, sin bien desde otras regiones se han facilitado a ejercicio completo y por centros de salud de cada área concreta.

En cuanto a los cupos establecidos para cada uno de estos tres colectivos de profesionales, el de enfermería es el que supera con creces la ratio aconsejada de mil por cada enfermera, puesto que en 2021, último año del que se tienen datos, estaba en 1.441. Los médicos de familia debían hacer frente a una ratio de 1.291 (se recomienda un máximo de 1.500), y los pediatras a 896, rozando la cifra de los 900 que se estima recomendable.

Una pediatra en consulta.

Una pediatra en consulta / EPE

Cupos que, en cualquier caso, no reflejan la realidad a la que se enfrentan en sus respectivas consultas, puesto que según subraya Jesús Sueiro, facultativo de Atención Primaria en el compostelano ambulatorio de Concepción Arenal, “el problema es que el 90 por ciento de los días tienes acumulaciones de compañeros que ya están jubilados y aún no se ha cubierto su plaza, que están de baja laboral o de vacaciones y tampoco se han cubierto, y eso supone que esas teóricas 1.300 tarjetas llegan a subir a 1.800 o 2.000, con lo que si mantienes una agenda de treinta pacientes diarios para no forzar demasiado, al final aumentan las listas de espera y son 50 al día”.

Roberto Celi, médico en el centro de salud de Pontecesures, también pone el acento en que los cupos no son reales y cree que “deberían ser determinados atendiendo al territorio en el que están las consultas, en base a la demografía y la epidemiología porque no es lo mismo un lugar con población más envejecida que otro con más joven. No es igual 1.500 pacientes en Santiago que en Pontecesures, donde la población es mayor y su patología más complicada”.

Delegado sindical de O’mega para el área sanitaria compostelana, subraya que “la carga real asistencial es que se está pasando consulta a entre 40 y 50 usuarios al día”.

Sobre los motivos que han llevado a este estrés del sistema de salud público, algo que también extienden en mayor o menor medida al resto de áreas, ambos facultativos hablan de falta de previsión y de mala gestión por parte de los diferentes gobiernos, central y autonómicos.

Jesús Sueiro, que además es portavoz de la junta directiva y director de comunicación de la Asociación Galega de Medicina Familiar e Comunitaria, resalta que “hace diez años advertimos de que el 50% de la plantilla se jubilaría en una década, no hicieron caso, en vez de subir poquito a poco el número de residentes, y se ha generado una saturación que ha provocado que salten las costuras del sistema público de salud”.

Explica que en el Concepción Arenal, “de cuarenta médicos, la mitad está en edad próxima a la jubilación”, entre otras cosas porque el concurso de traslados para llegar a las grandes ciudades es por años. Un cuadro de personal envejecido que también repercute en la formación de residentes, ya que “no podemos empezar a formar a nuevos con 64 años. Yo tengo esa edad y esperaré a jubilarme para dejar formados al residente de segundo y tercero que tengo en estos momentos”.

Un médico mide la tensión a un paciente en la consulta.

Un médico mira la tensión a un paciente en la consulta / L. O.

Entiende que cualquier solución al problema de la falta de médicos pasa por mejorar las condiciones y por “desburocratizar nuestro trabajo porque esas labores burocráticas ocupan una inmensa agenda en nuestra agenda, a lo mejor de 30 ó 40 personas al día, 10 ó 15 vienen por problemas burocráticos de todo tipo que podría hacer otro personal”. Coincide con él Roberto Celi, quien recalca que “la burocracia que afrontamos en nuestras consultas es excesiva”.

Con una ratio que es la segunda peor de España, según la delegada sindical de Satse en Santiago, Judith Fernández, “el problema va a peor porque la gente se está jubilando y los nuevos enfermeros que salen no equilibran la situación y, además, se nos va el personal porque aquí los contratos son día a día, vas a tener que estar pendiente del teléfono siempre porque no sabes ni a dónde ni cómo ni cuándo te van a llamar, y encima no generas derechos como a días libres o vacaciones”.

Admite que “siempre hemos sido un país exportador de enfermeros, pero ahora se están yendo a otras comunidades que lo están gestionando mejor, e incluso a la privada”, y entiende que la solución pasa por unas “mejores condiciones laborales, por ofrecer estabilidad”.