Aliados del peregrino para que posibles contratiempos no le amarguen la experiencia

Ampollas, sobrecargas musculares y esguinces aparecen con frecuencia entre quienes recorren el Camino, que ven en la red de clínicas de fisioterapeutas la solución a sus males

Tres peregrinos, dos de ellos con vendajes en la rodilla, muestran sus credenciales del Camino

Tres peregrinos, dos de ellos con vendajes en la rodilla, muestran sus credenciales del Camino / Jesús Prieto

Afrontar una experiencia como la de recorrer un tramo del Camino de Santiago requiere, además de ilusión y ganas para poder afrontar dicha aventura, de una buena dosis de preparación y planificación que garantice, en la medida de lo posible, que no van a aparecer durante las etapas desafortunados imprevistos que emborronen esta vivencia y, en el peor de los casos, que lleguen incluso a obligar a abandonar la Ruta.

Y es en esos imprevistos relacionados con el cuerpo donde los fisios juegan un papel importante, puesto que tal y como explica en conversación con este periódico el secretario general del Colexio de Fisioterapeutas de Galicia, Fernando Ramos, “existe toda una red de centros en los diferentes puntos del Camino, que además ahora se pueden consultar en nuestra web a través del móvil, en los que el peregrino puede recibir asistencia si así lo precisa”.

Asistencia que en la mayoría de los casos, asegura, está relacionada con sobrecargas musculares y alguna otra lesión como ampollas o esguinces, y frente a las que insiste en la importancia de planificar y preparar con antelación el peregrinaje, tanto si se va a realizar a pie como en bicicleta, y más si son personas sedentarias.

Recuerda que “el Camino no exige un nivel de preparación extraordinario, pero esto también hace que cuanta menos experiencia se tenga en la marcha, en caminar, pues lógicamente pueden aparecer más problemas, y es ahí donde el papel del fisioterapeuta es fundamental, tanto a nivel preventivo como en la atención de esas lesiones que pueden surgir”.

Sobre las dolencias más frecuentes, señala que las ampollas son muy habituales, y que “otra lesión muy típica es la tendinitis, daños en el tendón de Aquiles relacionados con caminar en terrenos irregulares, con un peso extra por la mochila, y en algunos casos también por el uso de botas de trekking con una caña muy alta”, y subraya que “ante la mínima señal de dolencia, es crucial acudir al fisioterapeuta porque te puede ayudar con un vendaje o con una técnica manual o instrumental que seguramente te va a poder permitir seguir en el Camino”.

Fernando Ramos apunta como otras dolencias prevalentes las de hombros o lumbares por la mochila, además de lesiones más temidas “como el esguince, que sí es una lesión aguda y que, en función de la gravedad, pueden obligarte a parar y hasta a tener que abandonar”.

Las rodillas también sufren a lo largo del peregrinaje porque, como recuerda, “debemos pensar que se superan diferentes niveles de altitud y subir, pero sobre todo bajar pendientes, genera mucho estrés al nivel de las rodillas”.

Sobre la incidencia de determinado tipo de problemas según la edad del peregrino y el sexo, el secretario general de los fisioterapeutas gallegos resalta que sí existen diferencias. En el caso de la edad porque “a medida que acumulamos años somos más propensos a padecer determinadas enfermedades que influyen, como algún cuadro artrósico a nivel de rodillas y, sobre todo, de cadera, no tanto por la distancia diaria sino porque se va acumulando varios días seguidos”.

Afirma que en las mujeres son mucho más frecuentes las afecciones de rodilla que en los hombres, al igual que las de cadera y los esguinces, algo que tiene que ver con “la mayor laxitud de las mujeres a nivel de tobillos, lo que hace que sean más propensas a sufrir un esguince”.

Y en lo que sí pone el acento es en que “el riesgo de lesión depende muchísimo de la condición física previa y el peso corporal del peregrino; es algo muy importante y que la literatura científica avala”. “En microtraumatismos, lesiones por repetición durante muchos kilómetros y muchos días, al final no sólo es el peso de la mochila, sino el tuyo propio el que hace sufrir más las rodillas y los tobillos, con lo cual es un factor de riesgo añadido”.

En los jóvenes lo más frecuentes son las sobrecargas musculares porque “es gente que igual hace ejercicio de forma habitual, pero de más alta intensidad y corta duración que caminar”.

Por su parte, los ciclistas suelen tener más contracturas y calambres en extremidades inferiores y problemas en la región lumbar.

Preguntado sobre las precauciones a adoptar en el día a día durante el recorrido, apuesta por un período de calentamiento previo en el que bastarán unos breves ejercicios de estiramiento suave “por romper un poco con el entumecimiento al levantarnos, unos ejercicios de movilidad articular, de tobillos, rodillas, caderas, y empezar a caminar sin ningún tipo de problema con un buen reparto en la mochila del peso, poniendo lo más pesado más cerca, y por tener el pie al aire libre mientras no se inicia la Ruta para ayudar a cicatrizar posibles ampollas y refrescar los pies, evitando los hongos.

Durante el recorrido se debe adaptar la ropa a las condiciones meteorológicas del día y mantener una hidratación correcta.

Finalizada la etapa, ya en el albergue, es importante hidratarse con una bebida de alta mineralización, refrescar los pies y hacer unos ejercicios de estiramiento de mayor duración para relajar el músculo y prevenir tanto la fatiga como los posibles calambres. Y rematar la jornada con una cena rica en hidratos de carbono y, si es posible, una inmersión en agua fría porque “facilita la recuperación y es algo que usamos mucho en fisioterapia del deporte y, si no es posible, una ducha de agua fría”.

Consejos todos ellos que el Colexio Oficial de Fisioterapeutas de Galicia comparte en la red en el manual Fisioterapia en el Camino, tanto con sus colegiados como con aquellos peregrinos que quieran consultarlo, ya sea en castellano, gallego o inglés.

Manual de Fisioterapia

Fisioterapia en el Camino’ es la guía en la que el Colexio Oficial de Fisioterapeutas de Galicia ofrece recomendaciones para afrontar la Ruta en las mejores condiciones. Consejos que también hacen referencia a personas con discapacidad y a las posibles dolencias, y que el manual incorpora en gallego, castellano e inglés, centrados en:

1. Entrenamientos previos. Los fisioterapeutas gallegos invitan a los futuros peregrinos a preparar su reto con paseos cortos si no se está acostumbrado e ir alargando la distancia, realizando los últimos entrenamientos antes de emprender el Camino con la mochila incorporada. Es importante adaptar ésta al contorno de la espalda, colocando el peso cerca del eje del cuerpo y su centro de gravedad.

2. Indumentaria. Hay que adaptar la ropa a la estación del año, decantándose por las prendas aislantes. Los fisioterapeutas aconsejan además portar un palo o vara porque ayuda a prevenir la tendinitis, y usar gorra o sombrero para evitar la exposición al sol.

3. Calzado. Fundamental que esté ya domado, con calcetines de algodón y sin costuras, y botas de montaña que se adapten bien, impermeables y transpirables, o zapatillas de deporte en verano con suela adecuada. Y se recomiendan asimismo viajar con unas sandalias o chancletas para descansar el pie cuando no se camina.

4. Mochila. Debe ser cómoda, adaptable y ligera, con un modelo anatómico, que tenga correas en la cintura sin que éstas rocen el cuerpo, o en las caderas y el pecho, y con bolsillos laterales y superiores. No debe cargarse excesivamente y, en cualquier caso, los fisioterapeutas abogan por que no pese más de diez kilos.

5. Técnicas para caminar. Estiramientos leves antes de iniciar la marcha, empezar suave y mantener un paso que resulte cómodo.

6. Hidratación. Absolutamente necesaria antes, durante y después de la caminata, y se debe beber incluso antes de tener sed porque puede ayudar a evitar calambres.

7. Paradas y descansos. De cinco a diez minutos máximo, en las que el caminante puede hidratarse y comer algo, mientras las paradas en bicicleta se consideran mucho más excepcionales.

8. Cuidado de los pies. Es bueno refrescarlos y, para evitar las ampollas, aplicarles un poco de vaselina antes de iniciar la jornada, así como utilizar calcetines de algodón sin costuras. Si hay ampollas, pincharlas con una aguja hipodérmica y tapar con un trocito de apósito de gelatina.

9. Combatir la fatiga. Descansar antes de llegar al agotamiento y beber mucho líquido frente al cansancio muscula