El mejor amigo del hombre convertido en compañero perfecto para la peregrinación

La televisiva Nagore Robles y otros caminantes cuentan sus experiencias realizando la ruta compostelana junto a sus perros

Nagore Robles y Nash en la Praza del Obradoiro

Nagore Robles y Nash en la Praza del Obradoiro / Jesús Prieto

Xosé Aldámiz

Existen historias de perros, y no refiriéndose a malas anécdotas, sino que se trata de los relatos sobre la lealtad de estos animales. Estas mascotas son conocidas por su determinación al haber vuelto a casa tras perderse o por cómo han dado confort a sus dueños en los momentos difíciles. Ante esta perspectiva, ¿qué mejor compañero para una peregrinación que el mejor amigo del hombre?

Nagore Robles, reconocida por los programas Pesadilla en el Paraíso o Mujeres, Hombres y Viceversa, tomó el Camino junto a su fiel perro Nash en una odisea que llevó a cabo en una semana. “Normalmente elegíamos los puntos claves, que eran Sarria, Portomarín, Palas de Rei... pero a veces tenías que distanciarte más de una hora andando a donde te admitieran mascota”. La presentadora de Bilbao demostró profundo cariño hacia su amigo canino al relatar el apoyo que le había supuesto durante su vida. “Me ayudó a superar una enfermedad terminal de mi mejor amiga, me ayudó a superar su fallecimiento; me ayudó a preparar una maratón con una lesión tremenda... Para mi es como si fuera mi maestro. Tenemos tanto que aprender de los perros. Yo creo que conectan una parte muy sensible de nosotros, muy auténtica y muy dura”.

Fromista, en Castilla y León, fue el punto de partida del viaje de Laura Andrea y Barton. Su viaje tuvo por delante tres semanas en las que han recorrido una media de 20 a 30 kilómetros en los que se han hecho compañía el uno al otro, ella con su cayado y él portando un pañuelo rojo propio de los grandes aventureros. “Ha sido una experiencia muy buena. Hay que repetir el año que viene”, dice la dueña junto a su mascota tras haber alcanzado la paraza del Obradoiro.

“En algunos sitios, cuando llegaba, me cobraban 60 o 70 euros, pero no se quedaba en mi habitación. Me decían que lo llevaban a otro sitio. El perro se echaba a llorar y yo no podía”, explicaba Harley Gustavo, un peregrino hondureño dispuesto a dormir a la intemperie y caminar durante la noche para seguir junto a su compañero: Muy bonito. “Dormía en una hamaca y él en un inflable. Al principio, como es un perro de caza, no solía dormir porque estaba atento a todo. Un día hacía guardia él y otro día yo”.

Curro Cañete y Teo en la plaza de la Quintana / JESÚS PRieto

Curro Cañete y Teo en la plaza de la Quintana / JESÚS PRieto / Xosé Aldámiz

El escritor madrileño Curro Cañete quiso que su mascota Teo le acompañase en la travesía debido al buen ánimo del animal. “Le gusta mucho caminar”, una afirmación que el dueño puso a prueba con los 25 kilómetros al día que atravesaron desde Tui. “De seis sitios me dejaron en cuatro”, comento citando las dificultades que tuvo para hallar alojamiento. “En la praza del Obradoiro no hubo problema, luego es verdad que en esta ciudad hay muchísimos bares que no lo permiten. En Madrid son más permisivos”.

La peregrinación de Héctor Gallego Milán fue mucho más concurrida. A diferencia de muchos caminantes con perros, este trabajador del departamento de exportación de una empresa textil realizó su ruta siendo escoltado por sus dos perros: Kila y Ziroco. “En el grupo con el que he coincidido estos días había seis personas con seis perros, una pareja con un perro… En torno a unos diez perros”, comentó. “Nosotros veníamos de Elda, en Alicante, donde la cosa verde que recubre los montes allí no existe; y aquí, bosques de eucalipto y de todas clases. Para ellos ha sido una maravilla, y para mí también”. La vía de estos tres peregrinos constaba de 24 kilómetros al día en los que pasaron por Sarria, Portomarín, Palas de Rei, Arzúa, O Pedrouzo y Santiago.

Organizaciones

Aunque no supone la misma afluencia respecto a los caminantes sin animales, la peregrinación con mascotas no es algo poco habitual ni extraño. “Llegó una asociación con la que vinieron 25 personas, cada uno con sus perros”, informó un empleado de el Museo del Peregrino.

La Iglesia Católica aún no ha reconocido la validez de los animales como peregrinos, así que no pueden obtener el certificado que se entrega tras cumplir las condiciones establecidas, pero aún así existe una acreditación para perros. APACA (Asociación Protectora de Animais do Camiño) es una asociación creada en 2015 para recoger mascotas maltratadas o abandonadas en el Camino. La relevancia de su labor social despertó una curiosa iniciativa para obtener fondos que sirviesen a su causa. Así fue como este organismo ideó la certificación canina.

A cambio de 3 euros de donación para el funcionamiento de APACA, los dueños reciben la creedencial canina, un documento que se va completando a lo largo del Camino. Una vez llegados a Santiago, la organización otorga por otros 3 euros la Perregrina. Este reconocimiento supone una divertida forma de satisfacer el deseo de aquellos caminantes deseosos de probar la gesta de sus compañeros animales. APACA también aporta consejos sobre cómo llevar a cabo este viaje con perro.

Además de la información de esta asociación, existe también la guía Dog Trip. Camino de Santiago con perro (Camino Francés), de Mercè Jiménez García (editada por Anaya Touring), brinda consejos sobre alimentación, paradas, descansos y otros elementos imprescindibles a tener en cuenta para el bienestar del amo y su mascota.

El Camino de Santiago acarrea un complejo desafío de descubrimiento, una prueba de voluntad física y mental que podría resultar mucho más satisfactoria superar con el compañero más fiel.