Estreno en el Monte do Gozo del primer documental del Camino

La doctora Denise Péricard-Méa recupera la memoria del clérigo Henry Bramthomme autor del audiovisual

Este peregrino y priosionera de los nazis reactivó el interés de los franceses por la Ruta Jacobea en el siglo XX

Denise Péricard-Méa antes de la proyección en 2EM

Denise Péricard-Méa antes de la proyección en 2EM / Jesús Prieto

En la cafetería del Monte do Gozo, en la primera pausa para café del 2EM (II Encuentro Mundial de Asociaciones de Amigos del Camino) y en medio de los stands con merchandising de las distintas asociaciones vinculadas al Camino de Santiago, Denise Péricard-Méa (doctora de la Universidad de la Sorbona y presidenta del Instituto de Investigación Jacobea de Tours -Francia-) conversa con EL CORREO GALLEGO sobre el documental Le Chemin de St. Jacques.

Se trata del primer audiovisual realizado sobre el Camino de Santiago, que data del año 1951, cuya autoría corresponde al clérigo Henry Branthomme, al que Péricard pudo conocer, y que además es en buena medida uno de los responsables de la reactivación de la Ruta Jacobea en Francia a mediados del siglo XX. “Conocí a Branthomme en una proyección de la película en Francia”, recuerda, “presentó su film de tal manera que me fascinó”. Péricard-Méa recuerda que el clérigo era muy “apasionado” explicando cómo y por qué había rodado el audiovisual.

“Durante la Segunda Guerra Mundial estuvo prisionero en la Alemania nazi, y allí los oficiales se aburrían y daban conferencias, y un día escuchó sobre los caminos a Santiago”, explica Denise. Branthomme “cuando escuchó eso soñó y dijo: Cuando esté libre, iré a Compostela”, y así lo hizo en 1949

"Presentó su filme de tal manera que me fascinó"

Cuando Henry Branthomme regresó a Francia, en 1950, ya tenía la idea de que quería rodar esta película, y para ello reunió tan solo a un par de amigos: Denys de la Patellière, el guionista, y René de la Coste, único actor del audiovisual. En 1951 se pusieron de nuevo en marcha para hacer el Camino, desde Saint Jean Pied-de-Port, y rodarlo. 

Un documental del que la propia Denise Péricard-Méa reconoce su relevancia etnográfica, en el retrato del Camino y la España de mediados del siglo pasado, aunque destaca que “sobre todo un valor de libertad, vinculado con lo que pasó durante la II Guerra Mundial, para él el Camino fue la libertad”. Pero no solo su condición de prisionero de los nazis influyó en su proyecto, también el hecho de ser clérico, por lo que el montaje del documental, una vez realizado el Camino, se montó como una especie de misa.

“Construyó esta peregrinación como si fuera una misa, equiparando cada tramo de la ruta con una de las partes de esa celebración” y contando con la participación de aquellos con los que caminaban y o los vecinos de los lugares en los que paraban. “Hay un momento en que aparece un segador agitando trigo, es el momento de la ofrenda, en O Cebreiro se celebra la comunión...”, cuenta Denise.

Denise Péricard-Méa, peregrina

Historiadora medievalista, doctora por la Universidad París 1-Sorbona y presidenta del Instituto de Investigación Jacobea, peregrinó a Santiago de Compostela a comienzos de los años 80, y lo hizo a caballo y con sus hijos. Emuló a Branthomme y el resultado fue para ella tan importante como para el clérigo. Nació su interés por la Edad Media y por el Camino. “Quise saber más y comencé estudios de historia, luego la universidad y continué hasta el doctorado”, explica “trabajando el tema de Santiago y Compostela”.

Péricard-Méa tiene en cuenta la importancia cultural, religiosa y de crecimiento personal del Camino pero tampoco desecha la parte más mitológica, porque según sus palabras, “aunque no se conocían los caminos jacobeos en Francia entonces, o estaban abandonados, si se conocía a Santiago y Compostela. Este hecho, la permanencia de estos dos elementos en la memoria colectiva de Francia, y en general de Europa, se debía a las creencias populares. “Santiago era conocido por ser quién acompañaba las ánimas cuando dejaban esta vida”, recuerda. 

Y trae a colación una leyenda también muy extendida, y protagonizada por Carlomagno. En el libro IV del Códice Calixtino se relata la consecuencia de la aparición del Apóstol Santiago a Carlomagno para indicarle a el Camino de las Estrellas que debía seguir hasta su sepulcro, con la misión de liberar de los musulmanes la zona en donde descansarían las reliquias del Apóstol.