El CiMUS investiga sobre un biomarcador fácil de obtener y barato que detecte el párkinson

Es una de las grandes líneas de trabajo del grupo de Neurobiología Celular y Molecular de esta patología, que estudia además mecanismos de neuroprotección y regeneración

Integrantes del Grupo de Neurobiología Celular y Molecular de la Enfermedad de Parkinson del CiMUS

Integrantes del Grupo de Neurobiología Celular y Molecular de la Enfermedad de Parkinson del CiMUS / koro martínez

Conseguir un biomarcador fácil de obtener y barato que permita detectar la enfermedad de Parkinson antes de que se manifiesten sus primeros síntomas, es uno de los grandes retos para el grupo de Neurobiología Celular y Molecular de esta enfermedad del Centro Singular de Investigación en Medicina Molecular y Enfermedades Crónicas (CiMUS).

Ésa es una de las líneas de investigación en las que trabaja un equipo formado por una veintena de personas y coordinado por José Luis Labandeira, a las que se suman en la lucha contra el párkinson los estudios relacionados con la neuroprotección y los que pretenden contribuir a la neurorregeneración.

Se trata, según explica Labandeira en conversación con este periódico, de “buscar mecanismos y fármacos que intenten frenar la progresión de la enfermedad, de detectarla cuanto antes e intentar buscar algún sistema que frene, detenga o ralentice su progresión para que no llegue a estadios avanzados, e incluso si se detecta muy pronto, que no llegue a manifestar síntomas”.

Junto a esa estrategia de neuroprotección y muy ligada a ella, el también catedrático de Anatomía y Embriología Humanas de la Universidade de Santiago indica que su equipo trabaja para encontrar biomarcadores, “algún sistema, generalmente algún indicador en sangre pero también en otros fluidos, que nos alerte de la presencia de esta patología antes de que aparezcan los problemas clínicos”.

Un ámbito sobre el que subraya que “cuando se desarrollen los biomarcadores precoces podremos frenar la enfermedad, podremos poner en marcha la neuroprotección cuanto antes para que el párkinson no dé la cara o no avance”.

Neurorregeneración

La tercera línea de investigación relacionada con esta dolencia e impulsada desde Santiago se centra en la neurorregeneración, un campo complejo en el que se lleva muchos años trabajando y en el que “por primera vez este año se ha autorizado en Europa (Suecia) el primer ensayo clínico con células madre para reemplazar las neuronas dañadas que producen dopamina por otras”.

Recuerda que enfermedades neurodegenerativas como el párkinson “son tan complejas que acaban requiriendo una medicina personalizada, con combinaciones de tratamientos”, y menciona otra línea, centrada en “las terapias con estimuladores, con electrodos es algo que se lleva haciendo ya tiempo en el CHUS, pero estos días está muy de actualidad el tratamiento a un paciente con neuroprótesis, en el que intervienen la ingeniería y la electrofisiología”.

Volviendo a los biomarcadores, indica que sí ha habido avances en los últimos años, pero recalca que “tiene que ser un biomarcador que sea fácil de obtener y barato, que se pueda detectar de forma fácil la enfermedad antes de que aparezca y sin un elevado coste porque ahora se puede ver por ejemplo si hay menos dopamina, pero es con pruebas muy caras que no puedes realizar a millones de personas, ningún sistema de salud lo puede soportar, y solo se hace a determinada persona si hay sospechas” de que pudiera padecer párkinson.

Avanza que muy probablemente de lo que se tratará en el futuro es de utilizar combinaciones de varios biomarcadores para intentar detectar esta dolencia en fases preclínicas.

Invitado a participar en el I Foro de Enfermidades Neurodexenerativas que, organizado por la Asociación Compostelá de Esclerose Múltiple (ACEM) reunirá esta semana en la capital gallega a afectados de esclerosis múltiple, lateral amiotrófica y párkinson, así como a sus familiares, médicos e investigadores, el doctor Labandeira intervendrá mañana en la jornada dedicada a esta última patología junto a la investigadora del mismo grupo del CiMUS Ana Isabel Rodríguez, quien indica que “lo que estamos intentando es diseñar un panel de biomarcadores que sea representativo de que pueda estar apareciendo la enfermedad y de su evolución”.

La también profesora de la Facultade de Medicina de la USC resalta la importancia de encuentros como el de la próxima semana a tres bandas -con pacientes, clínicos e investigadores- “porque ningún científico es tan experto en la enfermedad que está estudiando como la propia persona que la padece, y los científicos necesitamos que, con ese saber que tiene el paciente, colabore con nosotros en los estudios clínicos que estamos realizando, ya que ello nos va a permitir comprender, medir, predecir, prevenir, retardar e incluso detener la progresión de estas enfermedades neurodegenerativas”.

Subraya la importancia de la participación de los afectados por este tipo de dolencias en su trabajo investigador, puesto que “cada tratamiento que existe a día de hoy, no cabe duda de que es el resultado directo de personas que han alzado sus manos como voluntarias y nos han ayudado a todos los investigadores de enfermedades neurodegenerativas a avanzar en el estudio y el conocimiento de las mismas”.

Colaboración a tres bandas

Parkinson, la enfermedad neurológica que más aumenta.

El parkinson es la enfermedad neurológica que más aumenta / EPE

También José Luis Labandeira insiste en la estrecha colaboración que mantienen con los pacientes y admite que las conferencias dirigidas a ellos “son las más difíciles porque si es para especialistas ya sabes lo que tienes que decir, pero cuando te diriges a afectados, tienes que buscar el equilibrio entre no aburrirles porque les estás contando cosas que ya saben de sobra y no hablarles a un nivel científico que ellos no tienen por qué conocer”.

Considera imprescindible la colaboración a tres bandas entre “un centro de investigación como el CiMUS, el equipo asistencial clínico, que también hace investigación clínica, y los propios pacientes”. “Una combinación imprescindible para poder seguir avanzando”, señala.

Ana Isabel Rodríguez añade que “el doctor Ángel Sesar, coordinador de la Unidad de Trastornos del Movimiento” del CHUS, y la doctora Carmen Labandeira, neuróloga del CHUO, se ocupan del tratamiento directo de los pacientes en el día a día y contribuyen aportando su perspectiva clínica a estas investigaciones”.

E insiste en que “queremos aprovechar para agradecer a los pacientes, y hoy especialmente a los de ACEM, que siempre responden de forma muy generosa, no solo permitiéndonos extraer esa muestra de sangre que necesitamos, sino respondiendo a cuestionarios que a veces incluyen preguntas que pueden ser comprometidas e íntimas, y lo hacen con una infinita generosidad”.