Entrevista | Almudena Hernando Catedrática de Prehistoria de la Universidad Complutense de Madrid

“Cada vez tenemos menos espacio para las relaciones personales porque se considera perder el tiempo”

Almudena Hernando ofrece este jueves una ponencia titulada Poshistoria, internet y nuevas identidades

La cita será en el Museo das Peregrinacións a las 19:00 horas y forma parte de un ciclo organizado por el CSIC

Almudena Hernando, Catedrática de Prehistoria de la Universidad Complutense de Madrid

Almudena Hernando, Catedrática de Prehistoria de la Universidad Complutense de Madrid / Cedida

Almudena Hernando participa hoy en un ciclo de conferencias magistrales del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), a través del Instituto de Ciencias del Patrimonio (INCIPIT). La catedrática de Prehistoria de la Universidad Complutense de Madrid dedica su investigación al estudio de la identidad, tanto en sociedades indígenas orales como en la sociedad moderna occidental, con especial interés en las mujeres y ofrecerá una ponencia titulada Poshistoria, internet y nuevas identidades. La cita será a las 19.00 horas en el Museo das Peregrinacións.

Su conferencia gira sobre la idea de que internet genera nuevas identidades. ¿Cómo ocurre este fenómeno?

Mi argumento principal es que cada modo de representación del mundo corresponde a una manera de entender el mundo y de entendernos a nosotros en él. La oralidad protagoniza la prehistoria, la historia está caracterizada por la aparición de la escritura. Ahora con internet está cambiando también la idea del mundo y la manera de entender a la persona. Internet lo que hace es construir una representación de la realidad que nos da más control de la realidad porque nos aleja más. Pero por eso mismo estamos dejando de comunicarnos personalmente, porque nos empezamos a comunicar a través de aplicaciones y redes interpuestas.

¿Qué rasgos definen la manera de comunicarnos con internet?

Nos comunicamos de otra manera más individualizada, de forma que se establece comunicación con más personas, pero el vínculo que se establece es menor porque no estamos poniendo en juego el mismo compromiso en las relaciones que establecemos. En las relaciones personales sin internet digamos, las relaciones pasaban más por la tolerancia del conflicto. Una relación que verdaderamente es significativa es una relación que tiene que superar conflictos. Pero con internet, cada vez se superan menos los conflictos porque cuando hay conflicto directamente dejas el grupo o dejas esa relación porque estamos más individualizados cada vez. Nos relacionamos de un modo menos comprometido en general.

Esto influye también en la identidad.

Yo utilizo el término identidad en un sentido muy laxo para referirme al modo que tenemos las personas de entender lo que es el mundo y lo que nosotros somos en el mundo de forma que siempre nos devuelve la sensación de que estamos seguros, de que vamos a sobrevivir. Por eso, la identidad cambia dependiendo de cuál es el grado de control que tenemos del mundo y cuál es el desarrollo tecnológico que tenemos. Entonces, la identidad puede cambiar varias veces, incluso a lo largo de la vida de una persona. Esto significa que las sociedades que no tienen escritura construyen la identidad de una determinada manera que es distinta de cómo construye la identidad la gente con escritura que tiene más control del mundo. Y va a ser distinta de cómo construye la identidad la gente que maneja internet.

Con respecto a la individualidad, en uno de sus libros desarrolla que es una fantasía. ¿Por qué?

Para mí la identidad es la manera que tenemos de entender lo que es el mundo para sentirnos seguros en él. Pero para que esto se cumpla hace falta construir la sensación de pertenencia, tener la idea de que formamos parte de un grupo que es mayor que nosotros mismos. Esta pertenencia es lo que llamamos identidad relacional, es la identidad colectiva, la identidad de grupo. Sin embargo, a medida que la sociedad fue haciéndose más compleja, empezó a desarrollarse la individualidad. El régimen político, económico y social que tenemos nos transmite que nosotros estamos seguros en nuestra sociedad por el desarrollo científico o tecnológico, en lugar de transmitirnos que sin las dinámicas colaborativas y comunitarias, sin los cuidados y sin los vínculos, no nos podríamos sentir seguros.

¿Cómo ha evolucionado esto a lo largo de la historia?

Al comienzo de todas las trayectorias históricas, los hombres y las mujeres tenían solo identidad relacional. Pero poco a poco, en la historia, los hombres empezaron cada vez más a poner en valor que lo que daba seguridad al grupo era la tecnología y la razón que desarrollaban y no la pertenencia, los vínculos o los cuidados. Eso dejó de valorarse, pero es imprescindible, así que lo que hicieron es impedir que las mujeres se individualizaran de forma que ellas se quedaran representando esa identidad. Las mujeres tenían que mantener la identidad del cuidado y de los vínculos, mientras los hombres iban construyendo esta identidad individualizada. Por eso yo digo que es una fantasía.

¿Y qué cambios ha habido en la actualidad?

En la modernidad las mujeres ya nos hemos individualizado, pero hemos construido la individualidad de forma distinta, porque las mujeres no podíamos negar la importancia de lo relacional, no podíamos hacer la trampa que han hecho los hombres, porque las mujeres no teníamos a nadie que nos la garantizara a nosotras. Nosotras teníamos que seguir ocupándonos de los vínculos y los cuidados, aunque nos individualizáramos. De ahí viene la explosión de las mujeres en los años 90, porque esa identidad es mucho más potente. La identidad que han construido las mujeres a partir de la modernidad, en la que hay parte de individualidad y parte de identidad relacional, de cuidados. Compaginamos dos cosas que son contradictorias. Por eso también tenemos una identidad compleja.

¿Cómo se debe afrontar esa contradicción?

Esta contradicción es el precio que se paga por tener la identidad más potente que existe, que es aquella que está individualizada, pero que al mismo tiempo sabe cuidar y sabe preocuparse por construir vínculos, porque esto es imprescindible. Entonces, esto es la identidad más potente que hay.

¿Qué efectos ha tenido en nuestra sociedad este proceso de construcción de la identidad?

Desde el punto de vista emocional de igualdad de la sociedad, de justicia social, estamos peor. Con internet nos estamos individualizando aún más y nos empezamos a relacionar con las personas a través de aparatos interpuestos. La gente joven no habla directamente, no llama por teléfono. Estamos dejando de saber construir identidad relacional, la sociedad está cada vez más individualizada y empieza a haber un nivel de sufrimiento emocional en la gente joven muy alto, empieza a haber problemas de salud mental, porque construir los vínculos y el sentimiento de comunidad es imprescindible. Estamos ya muy individualizados y la sociedad no nos ayuda a construir vínculos.

¿Por qué se produce esto?

Porque cada vez tenemos mayor exigencia de productividad y cada vez hay más autoexplotación, no paramos de trabajar porque el orden social nos lo exige. Tenemos menos espacio para las relaciones, para el tiempo de ocio, para dedicarte a estar con tus amigos, porque eso está mal visto en la sociedad. Es como que no tienes ambición, que eres vago, que estás perdiendo el tiempo. Entonces, cada vez se está pudiendo construir menos la identidad relacional. Esto está llevando a un nivel de sufrimiento emocional que no existía en épocas anteriores.