Estrella Arjomil: “Sueño alto, trato de aliviar el sufrimiento humano”

 La misionera de Vimianzo lidera un proyecto en Mozambique para abrir una casa de providencia

Acogerá ancianos y enfermos de lepra

La guerra y la falta de recursos son parte de su día a día

Agradece el compromiso social con su lucha

Estrella Arjomil explicando su labor diaria en la Cena del Hambre

Estrella Arjomil explicando su labor diaria en la Cena del Hambre / Parroquia de Vimianzo

J. M. Ramos

Ni la guerra ni la escasez de recursos hacen desfallecer a Estrella Arjomil, una misionera natural de Vimianzo que desde hace 16 años se levanta cada día para intentar “aliviar el sufrimiento humano” en Mozambique (África). “Sueño alto”, afirma, y su objetivo en el día a día “es intentar hacer lo máximo posible con muy poco”. Estos días disfruta de unas merecidas jornadas de descanso en su tierra natal, un pueblo que está volcado también con su causa. Así lo demostraron las cerca de 300 personas que el pasado fin de semana asistieron a la Cena del Hambre, promovida por Cáritas para recaudar fondos en favor de su labor solidaria.

Estrella lleva varios años en Cabo Delgado, una de las provincias de Mozambique más sacudida por la lepra y envuelta en una guerra que se prolonga en el tiempo y que “se está recrudeciendo”, afirma. Aun así, sigue firme en su lucha y cada vez ve más cerca el “sueño” de abrir una casa de providencia en Pemba, la capital de la provincia, que acogerá a ancianos, enfermos de lepra desahuciados y personas con discapacidad psíquica. Una iniciativa que promueve la Fundación Casa de la Providencia, que ella misma creó .

Ya cuentan con un pozo de agua equipado con bomba solar, aunque les falta el suministro eléctrico para el inmueble, pero confía en que con el dinero recaudado en la colecta de Vimianzo “podamos avanzar”. La previsión es que las obras queden concluidas en agosto. El centro tendrá capacidad para acoger a 100 personas residentes, además de dar cobertura temporal a otras que precisen asistencia. “Es un proyecto soñado para aliviar sufrimiento humano”, recalca. A veces, añade, “me tiembla el corazón, pero viendo la respuesta de la gente buena, que hay mucha en el mundo, entiendo que Dios me dice que no me va a dejar sola y eso es un refuerzo anímico”.

A través de la fundación formaron a más de 100 voluntarios, pero, con la guerra, muchos han tenido que abandonar sus pueblos. Actualmente, cuentan con dos activistas, motorizados y equipados con teléfonos, que les ayudan a extender los servicios de asistencia a aldeas lejanas. Además, añade, “tengo un equipo de colaboradores muy bueno, que me da mucha confianza”.

Todo ello le hace seguir adelante en su misión, a pesar de los problemas de inseguridad y la incertidumbre que asola la zona. Reconoce que la situación le genera “un importante cansancio físico y psicológico, pero yo no estoy allí para ganar un sueldo, sino por vocación”, afirma.

Una vocación de servicio a los demás y, especialmente, a quienes más lo necesitan. A este respecto señala que las circunstancias actuales no hacen más que agravar la ya crítica situación que provoca la lepra. “Este año se han diagnosticado 745 casos nuevos solo en Cabo Delgado, y el 60% son niños y niñas”, señala.

No obstante, Estrella Arjomil no arroja la toalla y asegura que su sentimiento es de “inmensa gratitud” a quienes colaboran con la causa. Por ello, en la Cena del Hambre celebrada en Vimianzo, expresó su agradecimiento al párroco local, Daniel Turnes, a Cáritas y a todos los vecinos que se volcaron con la iniciativa. “Es un rayo de esperanza, que demuestra además cuánta gente buena hay en el mundo”, señaló. Por eso, quiere dejar bien claro que “este no es mi proyecto, es el de todos, y quienes forman parte del mismo deben sentirse orgullosos, porque tienen su parte en Mozambique”.

Aprovechando su estancia en España, realizará las gestiones de legalización de la fundación en nuestro país, lo que le permitirá abrir una cuenta para captar donaciones y que quienes hagan sus aportaciones puedan beneficiarse de las desgravaciones en el IRPF. De momento, los interesados pueden aportar donativos a través de Abanca: ES33 2080 0082 40 3040008628. Toda ayuda será bien recibida y de provecho.