El ‘pecado’ arquitectónico de una iglesia de Ribeira: los ladrillos de un boquete para introducir un retablo

Se abrió hace décadas para meter una obra de 1918 // Patrimonio prohibió entonces recolocar las piedras, y hoy se desentiende

El boquete sigue tapado con ladrillos desde hace más de medio siglo

El boquete sigue tapado con ladrillos desde hace más de medio siglo / Suso Souto

Suso Souto

En una pared lateral de la iglesia parroquial de Santa Uxía de Ribeira, un remiendo de viejos ladrillos al aire destaca entre la noble piedra de cantería. Del otro lado se encuentra el retablo de la Virgen de los Dolores y el Santo Sepulcro, una composición de cinco metros de ancho por seis metros de alto, realizada en madera de castaño. Y es que el boquete se abrió precisamente para poder introducir el retablo en el templo, pues no cabía ni siquiera por la puerta principal. Ocurrió a mediados del siglo pasado (se desconoce la fecha exacta)... y así permanece. La Dirección Xeral de Patrimonio prohibió en su día recolocar las piedras, y hoy se desentiende del asunto. Se lava las manos.

Desde entonces, ni la Archidiócesis de Santiago ni la Xunta han hecho propósito de enmienda para expiar este pecado arquitectónico.

En el libro Santa Uxía de Ribeira: ocho siglos de comunidad, la historiadora del arte María Esther del Castillo Fondevila dice, en su artículo Retablos e imaginería del templo de Santa Uxía, que el retablo en cuestión (el de la capilla de Los Dolores) podría ser obra del artista compostelano Maximino Magariños Rodríguez de Bendaña (1869-1927), y lo fecha en 1918, al igual que el historiador y escritor Francisco Singul.

Imagen del retablo de 1918 que motivó la apertura del boquete

Imagen del retablo de 1918 que motivó la apertura del boquete / Suso Souto

UN MAESTRO Y UN DISCÍPULO. Por su parte, desde la Delegación de Arte Sacro de la Archidiócesis explican que tambiés es “factible” que el retablo sea obra de uno de los discípulos de Magariños: Enrique Carballido Nieto, en quien Magariños habría delegado el encargo para que se hiciese bajo su supervisión.

De ser así, el trabajo podría haberse terminado en los años cuarenta o cincuenta, época que parece coincidir mejor con la del boquete. 

Tanto el anterior párroco de Santa Uxía, Cesáreo Canaval, como el exalcalde Manuel Ruiz recuerdan que, en su día, cuando se quiso tapar el boquete de nuevo con piedras, Patrimonio lo prohibió. Y así quedó.

En la actualidad, la Consellería de Cultura, Educación, FP e Universidades, de la que depende Patrimonio, señala que “en el ámbito patrimonial y en lo que atañe a la Consellería, cualquier posible infracción, si es que en aquel momento existió, ya estaría prescrita” y que “desde el punto de visita estricto de la protección del patrimonio, la iglesia se catalogó mucho tiempo después en el estado en el que se encuentra en la actualidad”. Y hasta ahí se moja.

Preguntada sobre si se considera necesario sustituir el ladrillo por piedra en esa pared del templo; si existió algún proyecto al respecto o si alguien lo propuso o solicitó y cuál fue la respuesta, la Consellería remite a la Archidiócesis de Santiago, desde cuya sección de Archivo Histórico explican que no realiza “investigaciones históricas” porque “lamentablemente, no disponemos del personal y el tiempo necesarios”.  

Finger que conecta directamente el templo de Santa Uxía con un edificio de la Iglesia sobre el atrio

Finger que conecta directamente el templo de Santa Uxía con un edificio de la Iglesia sobre el atrio / Suso Souto

UN FINGER SOBRE AL ATRIO. “Uns por outros, e a casa sen barrer”, dice con sorna una feligresa mientras mira de reojo el pecado arquitectónico que nadie parece querer expiar y sobre el que ni Patrimonio ni la Archidiócesis parecen querer hacer examen de conciencia. Y no es lo único que salta a la vista en el templo de Santa Uxía, que fue conectado directamente hace unos años a un edificio perteneciente a la Iglesia, ubicado en la parte posterior, mediante un finger aéreo sobre el atrio. Con la Iglesia (y con Patrimonio) hemos topado.