ELECCIONES EN GALICIA

La maquinaria electoral del PP, un ejército de 10.000 agentes

La denominada maquinaria electoral del PP que da soporte a los resultados autonómicos es, entre otras cosas, una red de personas que cubre todo el territorio en busca de votos

Interventores y apoderados en un colegio electoral el pasado domingo

Interventores y apoderados en un colegio electoral el pasado domingo / Noé Parga

X. A. Taboada

El PP ha gobernado siempre en Galicia salvo dos paréntesis (seis años). Fraga estuvo al frente de la Xunta quince años y medio y entre Feijóo y Rueda estarán otros 20 más de manera consecutiva. ¿Qué hay detrás de estas victorias encadenadas? ¿Qué hay detrás del triunfo de Alfonso Rueda? Pues, entre otras razones, la tremenda maquinaria electoral del PP, que tiene entre sus activos el contar con un ejército de cargos y militantes que peinan todo el territorio y con presencia en todos los ayuntamientos. De hecho es el único partido que en las elecciones municipales es capaz de presentar candidatura en todos los concellos.

La oposición no lo entiende y culpa de nuestra victoria a la maquinaria electoral del PP. Pues sí, y está muy motivada”, soltó ayer Rueda en la junta directiva. Y un pieza fundamental, como también reconoció, son los alcaldes y portavoces municipales. “Trabajasteis como si fueran comicios locales”, también les trasladó ayer.

Un ejemplo. El domingo el PP contó con 10.003 apoderados e interventores, pero esas 10.000 personas ejercen de agentes electorales durante y antes de la campaña, a lo que se suman 1.700 concejales. Ningún otro partido, ni PSOE ni BNG, cuentan con un ejército de estas dimensiones dispuestos a peinar todo el territorio y pelear por cada papeleta totalmente convencido, además, de que les va la vida en ello. “Ni un solo voto se quedó en casa. Hubo una movilización bestial. Alcaldes, concejales, militantes... se multiplicaron por toda la comunidad”, asegura un miembro del equipo de campaña del PP y conocedor de los entresijos.

Esa maquinaria, que se desplegó con Fraga hasta quedar perfectamente engrasada, es además “infatigable”, destacó ayer la secretaria xeral del PPdeG y directora de la campaña, Paula Prado. Por esto, tanto Rueda como ella agradecieron repetidas veces su compromiso. Esta intensidad en la movilización le ha permitido al PP superar los 700.000 votos, lograr 73.000 más que en 2020, conseguir casi 500.000 más que el PSOE y superar la suma de papeletas nacionalistas y socialistas.

Por si fuera poco, el PPdeG articuló tres caravanas en paralelo. La principal, la de Rueda, la de Feijóo y la de Rajoy, todas a sumar para abarcar más terreno, si bien luego estaban los mítines locales, desperdigados por toda la geografía para no dejar ningún rincón sin visitar, cubiertos por eso que define casi en abstracto como el “partido”, pero de vital importancia porque sirven de termómetro para conocer el estado de ánimo de la gente.

Otro logro de la campaña del PPdeG, admitido internamente por el propio partido, fue saber darle un giro a tiempo para reconectar con la base electoral. Se comenzó con el pronóstico de una mayoría absoluta holgada del PP y poniendo el acento en la confrontación entre la estabilidad de Galicia y la aventura en el Gobierno de España y los riesgos que suponían los pactos con los independentistas y la amnistía. Así se estuvo en la primera mitad, pero con los sondeos del ecuador de la campaña se dio la voz de alarma porque ese discurso no acababa de cuajar y varias encuestas dejaban la puerta abierta a un cambio de gobierno que encabezaría el BNG a costa de un PSOE en horas muy bajas.

El PP vio la oportunidad y la cogió al vuelo, dando un giro a la campaña para centrarse en que lo que estaba en juego en Galicia era la continuidad del PP o la irrupción del Bloque. Ahí sacaron la artillería pesada, advirtiendo del riesgo que suponía para Galicia una Xunta nacionalista liderada por un partido con lazos muy estrechos con el independentismo catalán y vasco y que encima se iba a aliar con Bildu para las elecciones europeas en una candidatura que incorporaban miembros de ETA.

Este mensaje caló en el electorado conservador y se intensificó de nuevo la movilización que había decaído. El PP ya no se soltó del gancho hasta el último día, visto que la amnistía no despertaba demasiado interés en Galicia.

De hecho, el BNG, que defiende la amnistía para los actores de la declaración de independencia de Cataluña, es el partido que más ha subido en estos comicios. Ha sumado 6 escaños más para llegar a los 25 y de 311.000 votos en 2020 se ha plantado ahora en 467.000. Cierto que el PSOE también la defiende pero se ha pegado un batacazo.

En todo caso, si atendemos a las postulados de cada partido, Galicia está partida a la mitad entre los que consideran pertinente una ley de amnistía como la comprometida por Pedro Sánchez para los independentistas catalanes, y los que la rechazan de plano, nucleados en torno al PP.

Hubo otro elemento que actuó como catalizador de la movilización del electorado de derechas, tal como reconocen fuentes del PP. Fue el vertido de pélets por parte un buque mercante frente a la costa portuguesa, cuya carga llegó al litoral gallego. Los partidos de izquierda hicieron bandera de esto denunciando la inactividad de la Xunta y comparando su respuesta con la del Prestige. Las bolitas de plástico no tuvieron efecto sobre lo resultados y al inicio de la campaña la polémica había desaparecido, pero el PPdeG sostiene que este actitud de la izquierda funcionó como revulsivo para despertar de una maquinaria electoral que llegaba a medio gas tras las Navidades.

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