CADA VEZ MÁS FAMILIAS RECURREN A ESTA OPCIÓN

El precio de compartir vivienda se dispara en Galicia: en Santiago alcanza los 350 euros de media

Alquilar una vivienda en cualquiera de las siete ciudades gallegas nunca había sido tan caro

“Cada vez hay más unidades familiares que recurren a esta opción”, explican desde las inmobiliarias

Una persona frente al escaparate de una inmobiliaria en Santiago / Jesús prieto

Una persona frente al escaparate de una inmobiliaria en Santiago / Jesús prieto / carmen novo

Carmen Novo

Alquilar una vivienda en cualquiera de las siete ciudades gallegas nunca había sido tan caro. Según los datos que maneja la Federación Galega de Empresas Inmobiliarias (FEGEIN), el precio medio del arrendamiento ha subido un 6% en el último año, llegando a alcanzar máximos históricos. El coste del metro cuadrado depende de la ciudad y de la provincia, pero en la comunidad la media es de ocho euros. El aumento del coste, agravado ahora por el alza de la inflación, hace que cada vez más personas se vean obligadas a compartir piso con dos o tres desconocidos. Según los datos de la federación, la oferta de habitaciones se ha disparado en más de un 20% en los últimos meses.

Como consecuencia directa, los precios también se han colocado en niveles récord. Según el informe ‘Viviendas compartidas en España en 2023’, elaborado por la plataforma Fotocasa, compartir una casa en Galicia es un 50% más caro que hace cinco años. Mientras que en agosto de 2018 la cuantía media estaba en 194 euros, en el mismo mes de 2023 ascendió a 292 euros. Eso sí, sigue siendo una de las autonomías en las que más barato resulta alquilar. Se sitúa por debajo de la media estatal, ya que sumando las diferentes cifras de las comunidades, en España el precio estándar por cuarto es de 445 euros, frente a los 297 que costaba hace cinco años.

En este periodo de tiempo todas las provincias gallegas han incrementado en más de un 10% los precios de las habitaciones. Los datos recopilados por FEGEIN indican que A Coruña es la zona en la que más abusivo resulta el arrendamiento. El importe medio es de 325 euros, frente a los 275 que costaba en febrero. Los dos grandes núcleos poblacionales de la provincia, la propia ciudad de A Coruña y Santiago de Compostela, son los que suben la media. En ambas urbes el valor medio de un cuarto está en 350 euros, una cantidad que resulta aún más llamativa al compararla con el precio que ostentaba cinco meses atrás. En la ciudad herculina era de 300 euros y en la capital gallega era de 310 euros. En Ferrol, sin embargo, se mantiene en 200 euros.

Los propios inquilinos atestiguan esta tendencia ascendente. Iria, de 30 años, ha pasado por cinco casas diferentes en la última década, todas en el núcleo urbano de A Coruña. Vencida por la situación, confiesa que lo hace “por necesidad”. Paga 325 euros más gastos por una habitación en un piso compartido, en el que vive desde hace un año y medio con dos amigas. Mensualmente ingresa unos 1.200 euros netos, por lo que calcula que, más o menos, destina un 30% de su sueldo a la vivienda. Para ella, alquilar sola es imposible.

“Cuando invito a alguien a casa, ve que vivo con amigas y en un piso mínimamente reformado, me dice que tengo mucha suerte. Pero si compartimos a nuestra edad no es por gusto, es por pura obligación”, afirma la joven. Para ella, este comentario recurrente indica una tendencia: “Normalizamos la precariedad porque estamos acostumbrados a ella”. Como muchos estudiantes, se independizó cuando se tuvo que desplazar de su pueblo natal para cursar los estudios universitarios. Los primeros años recuerda haber pagado 200 euros por habitación, eso sí, en unas condiciones de habitabilidad muy inferiores a las de ahora. “Recuerdo las peleas con los compañeros y las humedades en el techo. Ahora, con más edad y con un trabajo estable, pides algo más”, explica.

No solo estudiantes

El perfil de personas que acaba en estos alquileres es amplio. El grueso siempre han sido jóvenes y estudiantes que se independizan sin contar con gran solvencia económica. Para ellos, compartir es la única opción económicamente viable. No obstante, Benito Iglesias, presidente de FEGEIM, atestigua que el espectro se ha abierto en los últimos años. “Desde la pandemia hay más unidades familiares que recurren a esta opción porque no pueden permitirse el alquiler de una vivienda”, comenta el profesional. “Concretamente, las familias monoparentales y en situación vulnerable son las más afectadas”, indica. Con la subida de los precios, la situación ya no afecta solo a jóvenes.

Según datos de Agencia Tributaria, el salario medio en la comunidad ronda los 1.672 euros mensuales. Tal y como recoge el Observatorio da Vivenda de Galicia, el precio estándar del alquiler es de 450 euros. En ciudades como A Coruña, Vigo o Pontevedra, supera los 500 euros. Haciendo las cuentas a partir de estos datos, los gallegos y las gallegas destinarían alrededor del 30% de su salario a la vivienda. No obstante, la desigualdad es una característica constante en las distribución salarial. Existen más trabajadores en la parte baja de la pirámide que en los valores superiores, lo que supone que, en comparación, hay más personas que cobran menos. “Viviendo sola te queda muy poco dinero para gastar en ocio o incluso para ahorrar”, explica María, de 27 años, que lleva años yendo de habitación en habitación en Vigo.

Desde hace tres temporadas vive en la misma casa. “Entré pagando 275 euros con los gastos a mayores, luego me lo subieron a 310 y ahora a 325”, explica. Confirma desde su experiencia personal el incremento de los precios del alquiler, pero, aún así, no tiene pensado ponerse a buscar una opción más económica. “Conozco a mucha gente que también alquila por habitaciones y a todos les están subiendo la mensualidad progresivamente”, indica la joven, exponiendo casos de amigos a los que, sin margen de maniobra, “les aumentaron cien euros de golpe”. “La primera vez que me subieron el alquiler me puse a buscar por si había opciones que me compensaran más en calidad y precio. Ahí me di cuenta de que todo se había encarecido”, recuerda.

Vigo es la ciudad de Galicia en la que más caro resulta compartir piso. El promedio monetario por habitación es de 400 euros, mientras que hace cinco meses costaba 360 euros. La urbe eleva la media de la provincia de Pontevedra, donde alquilar un cuarto puede salir en 300 euros, frente a los 275 que le suponía al arrendatario en febrero. En la ciudad de Pontevedra, por ejemplo, el alquiler está en unos 275. Aunque la cantidad sea menor, también subió en los últimos meses. En febrero rondaba los 250 euros.

Por provincias le sigue Ourense, donde alquilar una habitación cuesta, de media, 240 euros. En la ciudad de las Termas, los precios ascienden hasta los 325 euros, 25 más que hace cinco meses. Por ahora, la provincia de Lugo es la que mantiene unos precios más módicos. Este mes, el coste promedio de una habitación ronda los 200 euros. En la ciudad, frente a los 200 que también costaba hace cinco meses, está en 250 euros.