EL DEBATE SOBRE EL AUMENTO DE LA CRIMINALIDAD

“Explosión de desfase nocturno” en Compostela

Una serie de peleas con armas blancas con menores implicados ha espoleado el debate sobre el aumento de la criminalidad en Santiago

La Policía niega dicho aumento pero advierte sobre una explosión del ocio nocturno que provoca problemas de orden público

Los expertos hablan de una tensión social que trastoca el sistema de valores de los jóvenes  

Jueves, Avenida Vilagarcía, Santiago de Compostela. No son ni las once de la noche y en las calles cercanas a Plaza Roxa ya se respira ese ambiente fiestero tan característico de la noche universitaria compostelana. Cargados con bolsas llenas de botellas, los primeros grupos de estudiantes se dirigen a los pisos donde 'calientan' la juerga que después continuarán en los pubs. La música brota de las ventanas; hits de trap y otros estilos se propagan por la avenida.

No es una noche cualquiera. Muchos jóvenes acaban de terminar los exámenes de Selectividad; otros, los universitarios, los de sus respectivas carreras. Toca celebrar y conforme avanza la noche se forman las primeras colas ante los pubs del centro. En la puerta de la discoteca Vanitas -ubicada en el recinto de la antigua Apolo- se amontonan estudiantes desde las 12, la hora de apertura. Su plan es entrar antes de que la cola sea eterna. Y es que la noche compostelana vive una explosión de fiesta desde que se levantaron las restricciones de la pandemia. Vanitas, al igual que otras discotecas de Santiago, pone a la venta en las redes sociales entradas anticipadas. Las de hoy, ya agotadas, se vendieron a 14 euros, explican Lucas, Jesús y Raúl, tres estudiantes que intentan conseguir una. Hace solo tres años las mismas entradas habrían costado cinco euros.

El fin de las medidas anticovid ha transformado por completo las noches de Santiago y no solo en sus precios o en lo complicado que resulta entrar en determinadas discotecas. También se han multiplicado las peleas. Precisamente a las inmediaciones de Vanitas han tenido lugar algunas de las reyertas que más alarma han producido en la capital gallega, como la ocurrida a finales de enero, que se saldó con un menor herido de gravedad por arma blanca. Lucas, Jesús y Raúl reconocen haber presenciado varias en los últimos meses. Preguntados sobre la edad de los implicados en las reyertas, los tres coinciden en que “hai un pouco de todo”.

“Después del covid hay una explosión de desfase”

El apuñalamiento de un menor de 14 años en las Festas da Ascensión, las reyertas en el Ensanche que dejaron un muerto y varios heridos por arma blanca, la pelea en las cercanías de la Biblioteca Concepción Arenal... una serie de reyertas y agresiones -muchas protagonizadas por menores- han espoleado el debate sobre un aumento de la criminalidad en Compostela. Fuentes de seguridad consultadas por EL CORREO GALLEGO zanjan la controversia sin medias tintas: “No hay un aumento de la criminalidad, lo que hay es una explosión del ocio nocturno y de las peleas. Después del covid hay una explosión de desfase. Un denominador común es que el consumo de drogas ha aumentado, al igual que los delitos vinculados a dicho consumo, como las agresiones a patrullas de policía”, explica a este diario Roberto González, voceiro del Sindicato Unificado de Policía de Galicia (SUP).

González recalca que el punto de inflexión que llevó a Santiago a esta suerte de locos años veinte fue el final de la pandemia y de las restricciones. Más fiesta, más menores de edad de juerga y más drogas. No obstante, en Compostela aún no se han detectado sustancias que sí preocupan en otros puntos de España, como el fetanilo. La capital de Galicia es territorio de hachís y cocaína en aquellos jóvenes que ya se acercan a la treintena. En el apuñalamiento de la Alameda, por ejemplo, había una conexión con el menudeo de drogas, según fuentes policiales.

A ojos de las fuerzas de seguridad, la explosión de desfase ha degenerado en un problema social que, a su vez, "ha acabado transformándose en un problema de orden público". “Cada vez tenemos más dificultades para realizar una intervención. Hablamos de chicos de 17, 16, 15 e incluso 14 años que no pueden estar sin control paterno. Las actuaciones con menores son muy complejas. Y hay una falta de respeto creciente hacia la autoridad”, destaca el portavoz del SUP.

Esta explosión de la fiesta se percibe también esta noche de jueves en varios rincones de la zona vieja, pese a la lluvia que empieza a hacer acto de presencia pasadas las 02:15. Tarasca, O Curruncho, Avante, Bloom, O Porrón, o Século... son algunos de los pubs más populares. En la mayoría el punto álgido se vive entre la 01:30 y las 03:30 horas. De hecho, “si llegas entre la 01:30 o más adelante, puedes que tengas que hacer cola”, comenta Breo, un estudiante de Física que ha salido de fiesta por la zona vieja con un grupo de amigas. Han elegido Tarasca y O Curruncho para celebrar el final de los exámenes, en los que las colas no tienen nada que ver con las que se forman en las discotecas de la zona nueva de la ciudad.

Con respecto a las peleas, una de las amigas de Breo, Moraima, estudiante de Historia, comenta que “na zona vella non hai, en zona nova sí” e insiste en las peleas que algunas veces estallan “nas portas de Gabanna”, otra conocida discoteca. Tanto ella como su amigo Breo coinciden en que las peleas son más habituales en la zona nueva de Santiago e insisten, una y otra vez, en esa discoteca. Es más, Breo denuncia que “me echaron de Gabanna”, por su orientación sexual. Moraima, que llegó a Compostela antes de la pandemia, no recuerda “ver ninguna pelea nin escoitar nada relevante e agora sí” y advierte sobre cuánto han aumentado estos incidentes tras el confinamiento.

Más allá de la zona vieja, la zona nueva de Compostela empieza a llenarse, cada vez más, de fiesteros. A pesar de que la lluvia sigue presente, locales como Bluster o Gabanna empiezan a reunir en sus puertas a diversos grupos de estudiantes que parece que ya dejaron a un lado las fiestas en pisos universitarios. Por la zona no dejan de verse patrullas de la Policía Local aunque la noche parece tranquila, con pocas colas debido a la lluvia. Cerca de las 03:00, la situación da un giro de 180º.

Una ambulancia se detiene y llena de un azul estridente la Calle Santiago del Estero, donde se sitúa la discoteca Vanitas. Poco después, del interior de la discoteca emergen dos agentes de la policía local. Cientos de estudiantes inundan toda la calle, dificultando incluso el paso. Entre ellos se encuentra Raúl, un estudiante de Recursos Laborales. ¿Qué ha pasado? “Sobre la 01:30 de la mañana o así, los porteros sacaron a un chico y lo dejaron ahí tirado al borde de la carretera pero no sé nada más”, concluye.  

"La clave es hasta qué punto el estrés social está afectando al sistema de valores de los jóvenes"

Los expertos también niegan el supuesto aumento de la criminalidad y ponen el foco en los cambios sociales como posible motivo detrás de estas conductas. "El supuesto aumento de la criminalidad sería detectado en estadísticas posteriores, no ahora. En cuanto al 'desfase', después del confinamiento y la pandemia parece haberse producido una reacción bastante lógica, como cuando el agua lleva tiempo estancada. Esto da lugar a reacciones de búsqueda de placer, de ocio... Si esta hipótesis fuera correcta, sería un flujo que volvería a la normalidad. Y eso todavía está por ver", explica a este diario Jorge Sobral, catedrático de Psicología Social de la Universidad de Santiago de Compostela.

En cuanto a la falta de respeto creciente a la autoridad y la violencia, Sobral subraya varios conceptos clave, como el de desorganización social y el de tensión social, que provoca que todos los problemas relacionados con el paro, la carestía de vida o la polarización política se exacerben. "Un chico de 15 años también está sumergido en estas tensiones. Puede ser la pandemia o el curso social que toman los valores. Sean cuales sean las causas, cuando se produce desorganización social en un barrio, pueblo o ciudad se relaciona con conductas antisociales y agresivas que pueden llegar a ser delictivas", explica.

"La clave es hasta qué punto estas situaciones de estrés social están afectando al propio sistema de valores de los chicos. Son cambios que están siendo muy inmediatos y no tenemos forma de medirlos. Es como el tema de las violaciones en grupo. ¿Qué está pasando en la concepción que estos jóvenes tiene sobre la igualdad? Hay datos del CIS que dicen que estamos ante una oleada de adolescentes y preadolescentes que rechazan los valores de igualdad. El tema de la violencia de género ha provocado una reacción entre los jóvenes y uno de los nutrientes del voto a Vox es el antifeminismo", concluye.