Investigadores del IDIS descubren nuevas vías contra la esquizofrenia que no responde al tratamiento

Abre una puerta a la esperanza ante una dolencia que “produce discapacidad funcional y social”, dice desde el IDIS Roberto Agís

Los investigadores del IDIS José María Prieto y Roberto Agís

Los investigadores del IDIS José María Prieto y Roberto Agís / Cedida

Investigadores gallegos han conseguido identificar 16 microARN (miRNA) que podrían ser utilizados como biomarcadores para la detección temprana de la esquizofrenia resistente al tratamiento, algo que “afecta a un tercio de los pacientes con esta patología y que es un enorme problema porque les produce discapacidades funcionales y en las relaciones sociales, no pueden trabajar y en algunos casos están ingresados”, asegura Roberto Agís.

Director del estudio y miembro del grupo de Investigación Traslacional en Enfermedades Neurológicas (ITEN) del Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago, insiste en conversación con EL CORREO GALLEGO en que “es una situación muy complicada, tanto para ellos porque tienen un peor pronóstico, como para sus familias y allegados”, y ante la que se plantearon analizar a un grupo de enfermos que sí respondían al tratamiento y a otro que era resistente para mejorar el diagnóstico y seguimiento de éstos, dentro de una enfermedad mental que se calcula afecta al 1% de la población a nivel mundial.

Publicado bajo el título Diferencias de miARN relacionadas con la esquizofrenia resistente al tratamiento en el Journal of Molecular Sciences, en el estudio también ha participado José María Prieto, del mismo grupo del IDIS y jefe de Neurología del Complexo Hospitalario Universitario de Santiago (CHUS), así como varios investigadores del Instituto de Investigación Sanitaria Galicia Sur, donde Agís inició este proyecto.

De hecho, los 40 pacientes a los que se analizó los niveles de miRNA en la sangre, 21 de ellos con patología resistente y 19 que respondían a la medicación, pertenecían al área sanitaria de Vigo.

Las diferencias observadas en esas pequeñas moléculas de ARN que regulan la expresión génica entre un grupo y otro “suponen un hallazgo que podría ser crucial en el desarrollo de nuevos biomarcadores y estrategias de tratamiento para la esquizofrenia resistente”, recalca Daniel Pérez-Rodríguez, primer autor del estudio, que también analizó posibles vías moleculares implicadas, observando que la respuesta al estrés puede ser un factor clave, mientras que las proteínas p53, SIRT1, MDM2 y TRIM28 podrían servir de mediadores en dicha respuesta, así como de diana para desarrollar nuevas terapias más eficaces contra la esquizofrenia resistente, permitiendo además una intervención más personalizada.

Roberto Agís recuerda que en esta investigación utilizaron un algoritmo desarrollado como parte de la tesis doctoral de Pérez-Rodríguez, un “software libre, MyBrain-seq, hoy disponible para cualquier investigador”, mediante el que pudieron identificar esos microARN específicos en los pacientes con esquizofrenia resistente y que “podrían ser utilizados no solo para diagnosticar de una manera más correcta, sino para hacer un seguimiento del tratamiento y la evolución del pronóstico”.

Convencido de que el siguiente paso en este campo pasaría por manipular esos microARN en modelos animales para ver qué dianas pueden aparecer y cómo pueden regularse para mejorar el tratamiento en ese grupo de afectados, admite que para poder continuar con ello necesitaría acceder a otro proyecto. Y es que, como reivindica, “es necesario un mayor apoyo a la investigación, sobre todo a la financiación porque exige gente muy formada y durante mucho tiempo”.

Reconoce con amargura que “hay gente que empieza a investigar pero que acaba dejándolo quemada porque no hay becas con contratos, te dan financiación para un proyecto pero no para contratar personal, y eso que algo se está mejorando, pero los investigadores que empiezan pasan mucho tiempo con contratos precarios y al final muchos acaban tirando la toalla; lo que yo veo es que hoy hay mucha menos gente que opte por dedicarse a la investigación que hace unos años”.

A esta precarización dentro de una carrera de fondo hasta que consiguen una cierta estabilización, Rodrigo Agís añade otra crítica, y es el exceso de burocratización a la que a su juicio están sometidos los científicos para acceder a cualquier ayuda. “Si quieres que la investigación avance, hay que tirar hacia delante, meter dinero y contar con gente preparada, y agilizar el tema del papeleo”, subraya, y pone como ejemplo contrario Estados Unidos, donde asegura que él se dedicaba básicamente a investigar y donde contó desde el primer momento con un laboratorio en el que poder trabajar.