La Pedestre de Santiago: la carrera más bonita del mundo
El evento que une a todos los compostelanos y miles de visitantes
El último fin de semana de octubre es una fecha marcada en el calendario de los compostelanos y miles de atletas de fuera de Santiago por albergar una de las grandes citas deportivas del año: la Carreira Pedestre Polpular de Santiago.
Las calles de la ciudad se llenan de escolares y adultos para participar en una prueba que se corre en un marco incomparable y cuya meta se ubica en el propio corazón de Compostela, la Plaza del Obradoiro. Cada año, familares y amigos se agolpan en las calles para animar y disfrutar de una jornada lúdico-deportiva en la que los valores del deporte están presentes en cada zancada... esfuerzo, compañerismo y superación.
La cita deportiva por excelencia de la capital de Galicia reúne a miles de corredores entre las diferentes categorías desde el año 1978, cuando nació la prueba para conmemorar los 100 años de vida de EL CORREO GALLEGO. Aquel año más de 2.500 corredores participaron en la carrera y, tras ese éxito, se acordó mantener la prueba en los años siguientes. En aquella primera edición, los compostelanos Juan Santos y Fátima Paz se hicieron con la victoria.
Fue un acontecimiento atlético pionero en Galicia. A su amparo fueron surgiendo otras pruebas, aunque muchas de ellas acabaron teniendo una vida efímera. La de Santiago marcó el paso, constituyó un rotundo éxito tanto de participación como de público y todavía hoy, después de 43 ediciones, es todo un ejemplo de organización y un estímulo para muchos deportistas que marcan la Pedestre en rojo en su calendario.
En aquellos primeros años, los dorsales se hacían a mano, en cartulinas de cartón con el número pintado con rotulador. Los participantes se agolpaban a las puertas de la sede de EL CORREO GALLEGO, por quel entonces ubicada en el número 29 de la calle del Preguntoiro. Las largas colas se diluían poco a poco entre niños y mayores que abandonaban las instalaciones del periódico con aquel trozo de cartulina imprescindible para poder ser identificados durante la prueba. Fue así hasta el año 1985, cuando se empezaron a utilizar los dorsales de tela; con el paso del tiempo incluso se personalizan con los propios nombres de los participantes.
Pero los cambios más importantes llegaron de la mano de los avances tecnológicos. La recogida de los dorsales se hacía a mano hasta que la incorporación del chip puso fin a uno de los problemas que más disgustaba a los atletas que llegaban sudorosos tras el esfuerzo y tenían que permanecer parados durante minutos. El chip, atado a la zapatilla, era tambien válido para certificar el paso de los atletas por los puntos intermedios dejando así en el olvido aquellos escapularios que se entregaban en un punto del trazado y que era imprescidible llevar al cuello en la línea de meta. Ahora el chip ya no se ata a la zapatilla sino que va detrás del dorsal.
En la actualidad la gran cita popular del deporte compostelano, se ha convertido en una prueba que agolpa desde atletas profesionales hasta familias aficionadas y cuyo trazado, por las calles empedradas de la zona histórica y su llegada en el Obradoiro la convierten en… la carrera más bonita del mundo.
- El Correo Gallego - Diario de la capital de Galicia
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