La falta de internistas deja inoperativas hasta 60 camas en el área sanitaria de Santiago

En el Hospital de Ribeira sólo hay cinco de una plantilla de diez, lo que obliga a trasladar pacientes a Compostela // El Sergas reconoce que hay dificultades para contratar médicos y asegura que en breve se sacarán nuevas plazas

Hospital Clínico Universitario de Santiago (CHUS)

Hospital Clínico Universitario de Santiago (CHUS) / Jesús Prieto

En el área sanitaria de Santiago hay, desde hace años, déficit de internistas. La situación más grave se produce en el Hospital do Barbanza donde, según los representantes de los trabajadores, de una plantilla de diez facultativos faltan cinco. Las dificultades para organizar el personal, con médicos que trabajan en Compostela teniendo que acudir a Ribeira a cubrir guardias, provocó en verano pasado la dimisión del jefe de servicio. El sindicato Omega denuncia, además, que la falta de internistas obliga desde hace meses a mantener no operativas hasta sesenta camas en el área sanitaria.

La situación lleva años encima de la mesa. “Ya antes del covid los trabajadores habíamos avisado de la problemática”, indica María Pazo, médico internista en el Hospital de Ribeira y delegada sanitaria de Omega en el área de Santiago-Barbanza. Pazo explica que con el aumento de la esperanza de vida se han multiplicado los pacientes con pluripatología, que son los que deben ser atendidos por los internistas en el hospital. “El que además de tener una patología de corazón, es diabético, hipertenso y tiene un poco de pulmón y riñón, ingresa en nuestro servicio”, indica. Sin embargo, “en él área sanitaria, sobre todo desde la llegada de esta gerencia, el servicio de medicina interna no ha crecido”, denuncia la representante de Omega.

Ante la falta de médicos, buena parte de las camas hospitalarias que se destinaban a los pacientes que necesitaban un internista se han clausurado. Pazo matiza que no es que estén “con la puerta cerrada”, pero sí que están vacías. Según Omega, el hospital de Ribeira cuenta con 81 camas de las que aproximadamente 30 han dejado de estar operativas, ya que los pacientes no tendrían un médico que los atendiese. Muchos de esos pacientes son trasladados a Santiago y el servicio se tensiona entonces en los hospitales de la capital gallega. “Hay pacientes dispersados por todos los controles, camas de medicina interna en la planta de cirugía, otorrino...”, señala la doctora. “Los médicos nos dicen que ni saben en qué planta están sus pacientes, que tienen que recorrer todo el hospital e incluso ir al de Conxo para atenderlos”, censura Fernando Abraldes, presidente de la Asociaciónn de Pacientes y Usuarios del CHUS. Además, se recurre al Hospital Gil Casares. El centro contaba inicialmente con 110 plazas de hospitalización, pero ya no todas están disponibles por falta de mantenimiento. “Es un recurso que se cae abajo”, indica Pazo. Aún así en las camas que podrían estar funcionando otras 30 no se usan al no haber médicos suficientes para dar el servicio.

El efecto dominó llega, además, al servicio de Urgencias. Al no tener sitio en planta, los enfermos pueden pasar hasta tres días antes de conseguir cama. Y los que acceden al hospital con una emergencia, al estar ocupados los cubículos pueden tener que recibir la atención médica en el pasillo. Según Omega, ayer esperaban ingreso en Urgencias 27 personas y esta semana hubo casos graves en los pasillos. “Ya en 2015 hicimos pruebas gráficas demostrando que la situación era permanente y estructural”, denuncia Abraldes.

Desde la gerencia del CHUS llevan tiempo defendiendo que las camas permanecen cerradas por falta de personal, indica Omega. Pero tanto el sindicato como la Asociación de Pacientes cargan contra la gestión que lleva a cabo la gerencia en manos de Eloína Núñez. Desde el área sanitaria reconocen que “existen dificultades para contratar especialistas para cubrir las bajas y las vacaciones” y que este déficit es “a nivel nacional”.

El año pasado, indica Pazo, se formaron dos residentes en el Clínico. “Uno se fue a Madrid porque no le ofrecieron nada interesante y otra se quedó con contratos precarios”, relata. Añade que muchos médicos optan por la sanidad privada ante la estabilidad que les ofrecen y que incluso una compañera de Ribeira, que residía en O Barbanza, se marchó al área sanitaria de Pontevedra. “Prefiere pasarse el tiempo en el coche que trabajar aquí, porque estamos completamente desbordados, es una situación triste y dramática”, subraya la doctora.

El último capítulo para atender la falta de internistas se escribe desde hace aproximadamente dos meses. Desde entonces médicos de otras especialidades, como oncología, endocrinología, reumatología o neumología, tienen que desplazarse de Santiago a Ribeira a cubrir guardias. “Eso genera más libranzas en Santiago, con lo que hay menos gente para hacer la jornada habitual”, denuncia la delegada sanitaria de Omega en el área. Desde la gerencia apuntan que se trata de “una situación excepcional y puntual motivada por la necesidad de garantizar la asistencia sanitaria” y que se busca optimizar los efectivos “donde son más necesarios en cada momento por el bien de la población”.

El Sergas asegura que la dirección mantiene “abiertas las vías de diálogo con los médicos internistas” y que trabaja con los facultativos “con ánimo constructivo para encontrar soluciones satisfactorias para ambas partes”. Afirma, además, que está a punto de convocar cuatro plazas de medicina interna en el Hospital do Barbanza mediante un concurso de méritos, el sistema puesto en marcha para tratar de cubrir puestos de difícil cobertura.

Toda la situación, desde el punto de vista de la Asociación de Pacientes del CHUS, “es una falta de respeto a los pacientes, a los usuarios y a los servicios públicos de salud”.