Un estudio del Cimus abre la vía a terapias antiobesidad diferenciadas según el sexo

El trabajo, dirigido por Olga Barca y Miguel López, muestra una fisiopatología distinta en hembras y machos

Analizan si también influyen las horas de ingesta de la comida

La jefa del grupo Gliateme, Olga Barca y el del grupo NeurObesity, Miguel López

La jefa del grupo Gliateme, Olga Barca y el del grupo NeurObesity, Miguel López / ECG

Combatir la obesidad con herramientas diferenciadas en base al sexo de los pacientes es una de las vías que se abren a partir de los resultados de un estudio del Centro Singular de Investigación en Medicina Molecular e Enfermidades Crónicas de la USC que ha demostrado que la fisiopatología de la obesidad se presenta diferente en machos y hembras.

Firmado por los grupos del Cimus Gliatime y NeurObesity, dirigidos por Olga Barca y Miguel López, respectivamente, ha descubierto tras más de tres años de intenso trabajo que el equilibrio energético se mantiene de forma diferente en ratones machos y hembras, y que son los astrocitos, un tipo de células cerebrales, los responsables de estas diferencias.

Publicado en la prestigiosa revista científica Cell Reports, el estudio tiene en cuenta que la homeostasis energética define el punto de equilibrio entre energía ingerida y consumida en nuestro cuerpo y está regulada, al igual que los demás ritmos circadianos, por el sistema nervioso central a través del hipotálamo.

Tras esta investigación, Olga Barca explica en una conversación con este periódico que los científicos que forman parte de la misma tienen previsto continuar profundizando en ello y que “estamos estudiando otras líneas de señalización también relacionadas con los dimorfismos circadianos,y siempre vemos un fenotipo sexual, un dimorfismo sexual muy marcado”. De ahí que subraye que “probablemente sigamos centrándonos en los próximos años en estudiar con más detalle los mecanismos del dimorfismo sexual”.

Sobre la posibilidad de trasladar dicho proyecto a seres humanos, indica que a un más largo plazo sí que lo contemplan “en el contexto tanto de las personas obesas como de las que no lo son, y entre hombres y mujeres, puesto que éste es un tema que nos sorprendió mucho porque las diferencias son muy, muy marcadas”, y podrían plantear la puesta en marcha de tratamientos diferenciados por sexos, ya que “lo que hacemos es eliminar el circadiano en una célula cerebral, que son los astrocitos, y eso nos permitiría tal vez incluso lo que ahora se llama cronoterapia, comer a diferentes horas”.

Asegura que “estamos empezando a hacer ese tipo de estudio para determinar las horas en las que alimentamos a los ratones y ver si eso mejora o no el metabolismo de esos animales”, y recuerda que siempre se dice que “en Galicia se come muy tarde, se cena muy tarde, y es cierto, todo indica que cenar antes de las siete sería lo ideal y desayunar más temprano también, pero ese tipo de estudios hay que probarlos y demostrar que realmente es así, y nos estamos enfocando en eso y en las diferencias que puede haber entre hombres y mujeres”.

Explica también que su equipo estudia el efecto de los ritmos circadianos en estas células cerebrales “y vemos un impacto en el metabolismo, que es lo que se observa en este estudio, pero también en enfermedades neurodegenerativas o del sistema nervioso”.

Respecto a la investigación que acaba de hacerse pública y de la que han formado parte seis investigadores del grupo Gliateme y otros doce del NeurObesity, la misma pone de relieve el hecho de que la reducción del gen BMAL1, uno de los genes del reloj molecular que desempeña un papel crucial en la generación de los ritmos circadianos, en los astrocitos femeninos resulta en un balance energético negativo y altera los ciclos metabólicos básicos sin afectar a la actividad locomotora circadiana.

Estas células concretas influyen en la tasa metabólica, la lipogénesis en el tejido adiposo blanco y hepático y en la actividad del tejido adiposo pardo.

Olga Barca considera que “es importante destacar que estas alteraciones son específicas de los astrocitos en el hipotálamo”, y añade además que “curiosamente, los ratones hembra con reducción de BMAL1 en estos astrocitos muestran un fenotipo metabólico similar al masculino cuando se alimentan con una dieta alta en grasas”.

Los resultados de esta investigación proporcionan información valiosa sobre el desarrollo de nuevos tratamientos específicos de género para enfermedades relacionadas con los llamados relojes celulares, la homeostasis energética y el metabolismo periférico, brindando oportunidades para el diseño de estrategias cronoterapéuticas.

La investigadora de la Universidad compostelana asegura que “poder comprender las diferencias sexuales en estos mecanismos circadianos es crucial para entender las distintas respuestas a la interrupción circadiana y otros dimorfismos asociados a la diferencia de sexo”, y apunta que el trabajo del Cimus arroja luz sobre los complejos mecanismos que regulan la homeostasis energética y cómo pueden variar según el sexo, por lo que espera que el artículo que acaba de ser publicado resulte interesante tanto para la comunidad científica como para la sociedad en general.