Los Bomberos de Santiago apoyan el parque comarcal... pero no creen que sea inminente

Los Bomberos de Santiago asisten desde hace 23 años al debate sobre el parque comarcal. Lo observan como una polémica que nunca consigue llegar a buen puerto porque para empezar a convertirse en realidad deben ponerse de acuerdo todas las administraciones. “Es un tema del que se habla desde hace dos décadas. Toda mi carrera profesional he oído hablar del parque comarcal: ya lo vemos como algo que nunca llega, aunque el día que llegue lo tomaremos como algo bueno, no como un problema”, señalan fuentes sindicales del parque compostelano a EL CORREO.

El año pasado se firmó un preacuerdo entre la Xunta de Galicia, la Deputación de A Coruña y los concellos de Santiago, Ames, Teo, Vedra, Val do Dubra, Brión y Boqueixón para reactivar un proyecto que a inicios de los años 2000 se materializó con la construcción de un parque comarcal en una parcela de Salgueiriños, donde hoy queda el esqueleto de un edificio que nunca llegó a rematarse. En julio de 2022, las administraciones autonómica y provincial se comprometían a financiar el proyecto en colaboración del Concello de Santiago, que contemplaría la construcción de unas instalaciones acondicionadas para el aumento de plantilla que supone la creación del parque comarcal, aún por determinar. En ese acuerdo se preveía retomar las obras en la avenida do Cruceiro da Coruña, con la previsión de una inversión de 2,5 millones.

Los Bomberos de Santiago, indican las fuentes consultadas, son poco optimistas al respecto. Después de las demoras que ha sufrido el proyecto durante las dos últimas décadas no contemplan el parque comarcal como una realidad inminente, aunque quieren manifestar su apoyo a la iniciativa. “Si se ejecuta, pienso que la inmensa mayoría del personal del parque estaría de acuerdo con el parque comarcal”, indican.

El servicio municipal de la capital de Galicia cuenta en la actualidad con 52 efectivos, frente a los 57 que contempla el catálogo, detallan las fuentes sindicales. Este año se convocará una plaza pública, y en 2024, entre tres y cuatro. Al igual que la Policía Local, la tasa de reposición establece que cuando un efectivo procede a jubilarse esa plaza será cubierta con una convocatoria en el ejercicio siguiente. La plaza que se cubrirá este año será la de un bombero que se jubiló en 2022; mientras que las tres o cuatro que se convocarán en 2024 serán las de los efectivos que este año se conviertan en pensionistas. Las fuentes sindicales indican que la plantilla se encuentra actualmente en una “buena situación”, y que las instalaciones de la avenida de Rodríguez de Viguri también presentan un “estado óptimo”.

La principal demanda en estos momentos pasa por la adquisición de dos vehículos necesarios para intervenciones. El primero, se trataría de un vehículo denominado de primera salida. Las fuentes indican que este equipo sería el primero en salir del parque en caso de una alarma y el primero en llegar al punto indicado, de manera que informaría al parque de la magnitud de los hechos para enviar el equipamiento necesario. Por otro lado, los Bomberos también reclaman un vehículo de rescate, necesario para intervenciones en accidentes de circulación o de otro tipo, un recurso que facilitaría el rescate de personas en las circunstancias más adversas.

Esqueleto de Salgueiriños

Fue en 2006, hace ahora década y media, cuando se pararon las obras de construcción del edificio que iba a albergar el parque comarcal de Bomberos en Salgueiriños. Estudios realizados recientemente sobre la estructura del edificio demostraban que ésta se encontraba en buen estado a pesar del tiempo que lleva a la intemperie, y que podía ser perfectamente aprovechada para completar la construcción y que los Bomberos dejen por fin las actuales instalaciones de San Caetano. Aunque, evidentemente, quedaría por ver cómo se completa el edificio. Los estudios sobre la estructura, una parte horizontal y una torre, revelan que tanto el hormigón como la estructura metálica pueden recuperarse y aprovecharse para la nueva construcción. Otra cosa es el coste de la misma, que deberán asumir las administraciones implicadas, tal y como se hizo cuando el proyecto se puso en marcha en el año 2000.

La construcción quedó estancada en 2002 y, aunque remontó, las disputas económicas hicieron presagiar el final. El desvío de hasta un 60 % del presupuesto inicial hizo que todo saltase por los aires hace diecisiete años, en 2006, pese al aumento de la dotación que se había pactado al inicio del plan. Desde ese año, poco más se ha movido en torno a la estructura que nació para comarcalizar el servicio de bomberos en unas instalaciones más amplias.