El servicio de hospitalización a domicilio de Santiago atendió a 720 personas en el primer semestre

El servicio de hospitalización a domicilio (HADO) de Santiago, que permite al paciente recibir en su hogar cuidados propios del ámbito hospitalario, atendió a un total de 720 personas en los primeros seis meses del año, una cifra que se corresponde con un 20% más que los registros del 2022. En los meses de julio y agosto el servicio sigue funcionando sin apenas alteraciones. De hecho, “agosto del 2022 fue uno de los tres meses del año que más pacientes se atendieron en este servicio”, apunta en conversación con este medio Ignacio Novo, coordinador de la unidad HADO del Clínico que cubre a un 70 por ciento de la población del área sanitaria de Santiago y Barbanza.

Por sexo, el porcentaje de pacientes atendidos en el primer semestre del año rozó el 50-50. En concreto, el equipo HADO prestó asistencia a 380 hombres y 340 mujeres.

En referencia a la edad hay dos grupos diferenciados. Ignacio Novo habla de “mayores y muy jóvenes” En concreto en el periodo de tiempo analizado han prestado cuidados a 134 pacientes menores de 65 años, siendo, “el grupo más numeroso siempre el de mayores de 85, pero se cubren todos los rangos de edad. El paciente más joven tiene 20 años y el más mayor 103”, aporta.

La cartera de servicios de la unidad es muy amplia, por lo que se puede plantear como una alternativa a la hospitalización convencional en un paciente estable de diversas patologías. Las enfermedades más frecuentes atendidas por estos profesionales son las infecciosas, con la colocación de antibióticos intravenosos de larga duración. “Muchas veces hay pacientes que si no fuera porque se pueden poner antibióticos en casa tendrían que estar semanas o meses ingresados en el hospital”, confiesa. Después estarían los cuidados paliativos domiciliarios, sobre los que Novo incide en que “no sólo hay que pensar en una persona que tiene cáncer muy avanzado sino otras enfermedades no oncológicas que necesitan un control de síntomas más complejo”. Y el tercer grupo de pacientes más atendidos sería los que sufren insuficiencia cardiaca y que necesitan tratamientos intravenosos “para aliviar el fracaso de la función del corazón”. A mayores, hay otro grupo de pacientes enmarcados en el ámbito quirúrgico, a los que hay que realizar curas, revisar drenajes y cicatrices quirúrgicas o retirar grapas o puntos, entre otros cuidados.

"Hay pacientes que si no fuera porque se pueden poner antibióticos en casa tendrían que estar semanas o meses ingresados en el hospital”

La distribución del trabajo se hace por zonas. Antes era por kilómetros. Sobre el hecho de que haya un 30% de la población del área sanitaria a la que no llega el servicio, el responsable asegura que “el plan es ir cubriendo todos los ayuntamientos de forma progresiva”.

Cada día salen ocho coches y en cada uno va un equipo integrado por un médico y una enfermera. Esta labor también la realiza Ignacio Novo, además de encargarse de la coordinación y tener una conexión directa con los centros de salud. Y también hay una enfermera supervisora. Así, en total el equipo HADO está integrado por siete médicos, 12 enfermeras, de las que dos están de guardia en horario de mañana, y un administrativo.

El horario del servicio es de 8.00 a 20.00 horas, todos los días de la semana, incluidos los festivos para dar cobertura a todo tipo de circunstancias que puedan surgir. Los médicos están disponibles de 8 a 15 horas, de lunes a viernes.

En referencia a la periodicidad con la que se acude a los hogares, Ignacio Novo indica que parte de una decisión médica. Cuando hay un ingreso en hospitalización a domicilio se hace una valoración in situ del paciente, entorno y familia. Después está el plan de cuidados y tratamientos, y a partir de ahí se fijan las visitas.

"Es un plan de cuidados individualizado y adaptado a las necesidades del paciente en cada momento”

“No tiene que haber siempre visita médica, a veces acuden a los hogares solo enfermeras. Es un plan de cuidados individualizado y adaptado a las necesidades del paciente en cada momento”, especifica.

El personal es en su mayoría fijo ya que “es un trabajo que requiere no solo un conocimiento de medicina, sino también del entorno”. Esta situación, en palabras de Ignacio Novo, “permite tener a la gente formada y muy bien engranada en un trabajo que requiere funcionar como colectivo de forma ágil y tener una mentalidad muy distinta de lo que puede ser una planta de hospital”.

El principal beneficio de este sistema es el confort del paciente, ya que está en un entorno más cómodo y a la vez con la seguridad de sentirse atendido en todo momento. “Las personas mayores sufren el cambio de entorno, si hay deterioro cognitivo se despistan y agitan, y además siempre existe una exposición a virus y bacterias hospitalarios que en casa se minimizan, sobre todo en trasplantados e inmunodeprimidos”, asegura.

Asimismo, es un beneficio global para el conjunto del sistema sanitario, ya que el estar en casa genera menos costes y permite tener más disponibilidad de camas y recursos en el hospital. “Descongestionamos las plantas y urgencias, por lo que hay más margen de maniobra en el hospital que siempre va al límite de ocupación”, señala.

Uno de los requisitos que deben cumplirse para optar a esta atención sanitaria es que haya un cuidador principal que se encargue de supervisar todo el proceso en casa. Novo señala que al cuidador se le enseña a ajustar algún tratamiento o a hacer una cura o lavar una herida, como ejemplos. Nada más allá de “un poco de educación para que se sientan implicados y de alguna manera nos ayuden a nosotros”.