Entrevista | Eva López Coordinadora del programa Innovatia 8.3

“Emprender resulta más rentable y viable si se hace con una mirada de gafas lilas”

Coordinadora del programa Innovatia 8.3, impulsado por la USC con el apoyo del Instituto de la Mujer, apuesta por una transferencia de conocimiento con perspectiva de género

Eva López Barrio, coordinadora del programa Innovatia 8.3 y responsable del Woman Emprende de la USC

Eva López Barrio, coordinadora del programa Innovatia 8.3 y responsable del Woman Emprende de la USC / koro martínez

Convencida de que en el ámbito del emprendimiento existen múltiples modelos que pueden resultar muy útiles para la sociedad en su conjunto, más allá de la tan manida imagen de “unos chicos encerrados en un garaje comiendo pizzas que logran crear una empresa de base tecnológica y se capitalizan”, Eva López Barrio cree que la apuesta de futuro, al menos en el ámbito del conocimiento, pasa necesariamente por una transferencia con perspectiva de género, ya que “esa mirada feminista de gafas lilas beneficia a mujeres y hombres, y convierte los proyectos emprendedores en más viables y, en consecuencia, por tanto también en más rentables”.

Coordinadora desde 2011 del programa Innovatia 8.3 impulsado por la Universidade de Santiago con el Instituto de la Mujer, ofrecerá este martes una charla a los investigadores del Centro Singular de Investigación en Medicina Molecular y Enfermedades Crónicas sobre esa transferencia de conocimiento con perspectiva de género.

Lo hará en un entorno en el que, como subraya, “hay mucha presencia femenina y muchas investigadoras a un enorme nivel”, y en el que “se han planteado transferir y la creación de empresas con perspectiva de género desde hace mucho, pero es también importante ver cómo se mueven ellos y ellas dentro del laboratorio, o cómo a la hora de desarrollar fármacos se piensa en las diferencias entre hombres y mujeres”.

Agradecida de que hayan sido los propios investigadores del centro los que han solicitado esta sesión divulgativa, recuerda que “son muchos los aspectos a tener en cuenta porque cada persona viene con su mochilita y con unos estereotipos”.

Con una postura muy contundente sobre la necesidad de “poner el conocimiento al servicio de la sociedad, puesto que como universidad pública tenemos la obligación de que, si hay avances, si hay procesos nuevos que contribuyen a mejorar la vida de las personas, debemos hacérselos llegar”, explica que “una forma de transferir ese conocimiento es creando empresas basadas en ello”, y recalca que “el conocimiento universitario es una materia prima con la que podemos crear empresas en cualquier área, tanto tecnológica como en el ámbito de las humanidades”.

Indica que la de Santiago fue una de las primeras universidades de España en crear las oficinas de transferencia de resultados de investigación hace dos décadas.

El programa Innovatia 8.3, creado en 2011, busca “visibilizar a las que crean empresas, vemos que no es tanto un tema de hombres y mujeres, sino de perspectiva de género, de tener una mirada diferente"

Vinculada a esta área desde 2004, cuando entró a formar parte de la incubadora de empresas de la USC y el Concello de Santiago, Uninova, recuerda que “de una forma inocentona, en 2006 le propongo al entonces rector Senén Barro crear un programa de apoyo a las mujeres en la universidad, coincidiendo con un momento en el que se crea el Ministerio de Igualdad, en el que las universidades empiezan a tener la obligación de hacer planes de igualdad”.

Y es ahí cuando nace el programa Woman Emprende, “desde la inocencia y desde la observación, puesto que veíamos que con el conocimiento que se adquiría en las aulas y los grupos de investigación, se podían montar empresas, pero el discurso no calaba en las mujeres y los que realizaban la transferencia eran mayoritariamente hombres”.

El siguiente paso sería la puesta en marcha del programa Innovatia 8.3 en 2011, buscando “visibilizar a las que crean empresas, vemos que no es tanto un tema de hombres y mujeres, sino de perspectiva de género, de tener una mirada diferente”. Y de ahí también el nombre, que “ya no es en inglés sino en latín, y que habla de la innovación en femenino, y frente al 5.0 muy tecnológico, el 8.3, la fecha del Día Internacional de la Mujer”.

Un proyecto que, según Eva López, “apuesta por que todos los programas de transferencia de conocimiento que hay en España, de creación de empresas en este sector, tienen que hacerse con perspectiva de género, teniendo en cuenta a las personas, con esa visión más feminista”.

Asegura que fue ésa la filosofía con la que acudieron al Instituto de la Mujer en 2011 “para exponerle que lo que habíamos aprendido con esa mirada diferente desde 2006 en la Universidade de Santiago, podíamos trasladarlo al resto de universidades, y desde entonces seguimos renovando estos convenios, mediante los que nuestra obligación es que todas las instituciones universitarias de España que están adheridas, todas las públicas y algunas privadas, deben trabajar con perspectiva de género en la transferencia de conocimiento”.

Se trata, según subraya, de “apostar por un modelo de emprendimiento frente al que yo llamo de tipo start-upero, que puede servir para algunas áreas pero que no se puede trasladar al ámbito universitario o, si se hace, se debe hacer con perspectiva de género”. Un modelo, incide, “en el que las personas deben ser el centro de las organizaciones, en el que el dinero es un medio y no un fin como en las start-ups, en el que se tenga en cuenta una economía del buen vivir, con sueldos y condiciones dignas, y también con el entorno más cercano porque impacta en la creación de empleo y tambien medioambientalmente”.

Insiste en que este modelo también contribuye a fijar población al territorio y a recuperar habitantes en el rural y pone como ejemplo a Galchimia, en O Pino, una de las mayores farmacéuticas de España

Pone como ejemplo la creación de Galchimia en O Pino, “una empresa que hoy es un referente en biotecnología, contando así el entorno rural con una de las mayores farmacéuticas que hay en este momento en España, lo que representa un modelo incluso para los más pequeños, que ven que su única salida no es solo ir a Gran Hermano, sino que estudiando químicas igual encuentran un empleo en su lugar de origen y pueden acudir contentos a su trabajo, que no es poco”. Es por ello por lo que, según insiste, este modelo también contribuye a fijar población al territorio y a recuperar habitantes en el rural.

Alude asimismo a la importancia de iniciativas como el polo biotecnológico en el polígono compostelano de A Sionlla, que ve como soluciones positivas en esta dirección, o la iniciativa Creativas Galegas, en torno a la que se agrupan doscientas marcas y profesionales vinculados al sector cultural, “muchos de los cuales salieron de la universidad y tienen una vocación artística y creativa, dentro de un proyecto sostenible que también tiene mucho de economía circular”.

Subraya que las empresas basadas en el conocimiento “son buenos lugares porque hay alta empleabilidad, son proyectos que generan puestos de trabajo, y con perspectiva de género son especialmente positivos para el entorno universitario, donde los investigadores ya están apostando por un funcionamiento más colaborativo frente al liderazgo piramidal que había antes, con beneficios además para la cuenta de resultados”.

Incluye asimismo en esa mirada con perspectiva de género el tema de los cuidados, “que no deben caer solo en las mujeres porque los cuidadores hoy son fundamentales para la vida y también para el mundo empresarial; hay que dar a los cuidados un valor económico y social”.