Mayor de 60 años y mujer, perfil del usuario más frecuente del registro de instrucciones previas

Son personas que tienen “un acto de generosidad con los suyos y los trabajadores sociales del área sanitaria intentamos facilitarles el camino”, afirma la jefa del servicio, Ana Guillén

El perfil del usuario más frecuente del registro de instrucciones previas son las mujeres de 60 años

Javier Rosende Novo

Personas que en su inmensa mayoría han tenido una experiencia vital concreta relacionada con el deterioro de un familiar, que “han pasado por una situación que no desean que los suyos tengan que afrontar en el futuro”, son en su mayoría quienes deciden inscribirse en la Unidad de Registro de Documento de Instrucciones Previas del Área Sanitaria de Santiago y Barbanza, que ha cumplido ya una década desde su puesta en marcha en 2013.

Se trata de una iniciativa voluntaria que, según explica en conversación con este periódico la jefa del Servizo de Traballo Social, Ana Isabel Guillén, “supone un acto de generosidad para los que vienen detrás”, y señala que el papel de su equipo se centra en facilitarles el camino.

Muy sencillo de cumplimentar”, añade que “contempla una serie de situaciones dentro de lo que una persona considera importante en su proyecto vital, y que alude a desde poder mantener comunicación con otras personas, no padecer dolor, mantener una independencia funcional, no prolongar la vida en situaciones clínicamente irreversibles o permanecer los últimos días de su vida en el domicilio, siempre que sea posible esta opción”.

En el caso de los tratamientos y cuidados, alude a desde “prestarle únicamente los cuidados de confort y los medicamentos necesarios para proporcionar un bienestar y aliviar el dolor y sufrimiento, hasta retirar técnicas dirigidas únicamente a prolongar la supervivencia”.

Frente a ello, también se puede dejar por escrito que lo que se pide, llegado el caso, es “que se le apliquen todos los cuidados y tratamientos necesarios para la estabilización, hasta donde sea posible, de una enfermedad grave e irreversible”.

Al margen y como consecuencia de la entrada en vigor de la nueva Ley de Eutanasia, Ana Isabel Guillén afirma que el texto de instrucciones previas puede incluir “la posibilidad de solicitar la prestación de ayuda para morir, siempre que se encuentre en alguno de los supuestos clínicos que recoge dicha normativa, evidentemente”.

Por último, y aunque aclara que “implica una gestión previa con la Facultad de Medicina, también se les informa de la posibilidad de donar órganos o el propio cuerpo para investigación, así como la donación de órganos para otras personas”. 

Coordinadora de un equipo configurado en la actualidad por un total de 17 trabajadores sociales, cuatro de los cuales prestan su servicio en el Clínico compostelano, otro en el del Barbanza y el resto en una veintena de centros de salud del área sanitaria, a los que los interesados pueden también acudir para formalizar el registro, indica que el perfil en general es similar al que hay en el conjunto de la comunidad, “gente sobre todo a partir de los 60 años más o menos, si bien ha ido aumentando un poquito la franja de edad, y prácticamente hay el doble de mujeres que de hombres”.

Con más de 1.800 registros presentados en el área en una década, el número ha ido creciendo exponencialmente a lo largo de los años, si bien “hubo un bajón en 2020 con la pandemia, y luego fuimos recuperando ya en 2021 y en 2022 hasta batir el récord el pasado con 469 documentos de instrucciones previas formalizados en el área”, asegura que la opción de planificar de forma anticipada la atención médica que el individuo quiere recibir llegado el momento ha aumentado considerablemente en los últimos años. 

Ana Isabel Guillén recuerda que la idea de contar con este registro surgió en el Clínico hace una década, donde “a partir del comité de ética consideraron que los trabajadores sociales, por nuestro perfil, puesto que somos muy transversales en el medio hospitalario y nos movemos por todos los servicios, y por nuestro manejo de la entrevista, eramos el personal idóneo para transmitir la información sobre las instrucciones previas y llevar a cabo el registro”.

En aquel momento empezaron dos trabajadores sociales y en la actualidad tienen los 17 ya mencionados, si bien adelanta que “estamos pendientes de la estabilización, de la habilitación de más trabajadores sociales para poder llegar también a más centros de salud del área”.

Sobre la forma en la que los usuarios acceden a su servicio para cubrir el documento de instrucciones previas, recalca que “las situaciones son muchas y muy variadas, puesto que hay pacientes que vienen al hospital y desean pedir aquí la información y luego ya traen todo cumplimentado, o bien lo presentan en su centro de salud si les queda más cerca y les resulta más cómodo”.

Añade que en ocasiones son enfermos que están hospitalizados y que “ante un mal pronóstico, nos plantean una interconsulta porque desean hacer el documento como una forma de mantener un poco controlada su vida futura”. Subraya que “es un acto de generosidad que se incluye en la historia clínica, por lo que también ayuda a los profesionales que atienden a esa persona, ya que tienen acceso a lo que dejó por escrito sobre lo que quería que se hiciera en ese momento preciso”.

En cuanto a las dudas que mayormente se les presentan a la hora de formalizar este documento de instrucciones previas, la jefa del Servizo de Traballo Social señala que “la gente lo suele tener bastante claro, algunas veces surgen consultas sobre donación de órganos o sobre la diferencia entre cuidados paliativos y eutanasia, pero lo suelen entender fácilmente y nosotros, ante cualquier cuestión, les facilitamos toda la información precisa, y en general le resolvemos esas dudas”.

Interrogada sobre el proceso a seguir si alguien que ha registrado su documento de instrucciones previas decide modificarlo o retractarse, aclara que “el documento se puede modificar o sustituir las veces que se quiera, y también se puede anular sin ningún problema si la persona cambia de idea al respecto”.

Recalca que el formulario a cubrir es “muy sencillo, incluye la opción de añadir un texto libre si la persona quiere subrayar algo en concreto, pero después es todo muy sistemático y fácil de cumplimentar”.

Por último, y aunque no es necesario, “se puede nombrar un representante y un sustituto como garantes de que se cumpla todo lo que se deja por escrito una vez llegado el momento, pero no es un requisito imprescindible, se trata de una opción únicamente”.

Ana Isabel Guillén recuerda que, además de a través de los trabajadores sociales del área sanitaria en su condición de funcionarios -una fórmula que se habilitó en 2015-, las instrucciones previas se pueden formalizar ante notario o ante tres testigos, aunque es conveniente llevarlo posteriormente al registro del área para que aparezca en la historia clínica.