Opinión | Global-mente

La semana negra de Netanyahu

La semana comenzó mal para el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu y su ministro de Defensa, Yoav Gallant. El lunes el fiscal jefe de la Corte Penal Internacional, el británico Karim Khan, emite una orden de detención internacional en su contra. Les acusa de crímenes de guerra y contra la humanidad, a saber, de hacer pasar deliberadamente hambre a civiles, de homicidio intencionado y de exterminación y/o asesinato. 

Pero lo que más atiza la ira de los dirigentes israelíes es que por la misma la CPI acusa de exterminio, violación y violencia sexual, y toma de rehenes como crimen de guerra, a tres dirigentes de Hamas, a los que también persigue. Son el jefe de Hamás en Gaza, Yahya Sinovar; el jefe de las Brigadas Al Qassam, Mohamed Deif, y el jefe del Buró político de Hamás, Ismail Haniyeh. 

Así funciona la CPI, persigue a individuos para juzgarlos en nombre del derecho internacional humanitario por crímenes concretos cometidos por ellos, no juzga a los Estados. 

Joe Biden puso el grito en el cielo y calificó la decisión del fiscal de la CPI de “escandalosa”, una reacción previsible tratándose del principal aliado de Israel y que además no reconoce la jurisdicción de ese tribunal internacional por considerarlo una amenaza a su soberanía.

Detrás fueron Alemania, Reino Unido, Rep. Checa e Italia, que reprocharon al fiscal Karim Khan colocar en equidistancia a los dirigentes israelíes y a los jefes de una organización terrorista como Hamás. Francia sin embargo se desmarcó y dio sus razones en un comunicado del Quai d’Orsay, sede del ministerio de Asuntos Exteriores, que dice: 

“Francia apoya la CPI, su independencia y la lucha contra la impunidad en todas las situaciones.” Y después de recordar que ya condenó los ataques del 7 de octubre cometidos por Hamás, añade: 

“Francia alerta desde hace muchos meses sobre el imperativo del respeto estricto del derecho internacional humanitario y en particular sobre el carácter inaceptable de pérdidas civiles en Gaza y de un acceso insuficiente a la ayuda humanitaria.”  

El comunicado concluye que una solución política duradera es la única vía para restablecer un horizonte de paz. 

Pues así de claras fueron las razones de París para apoyar al fiscal jefe de la CPI. Una decisión de cartesiana coherencia y ductilidad diplomática. Porque llegado el miércoles, Francia vuelve a desmarcarse, esta vez del grupo de tres países europeos que anuncian al unísono que van a reconocer el Estado palestino el día 28 de mayo. Son Noruega, España e Irlanda, que básicamente argumentan que sólo la solución de los dos Estados, Israel y Palestina, puede poner fin al conflicto. 

Nada nuevo bajo el sol, ya lo hicieron 142 de los 193 Estados miembros de la ONU, de ellos ocho de la UE, aunque es cierto que Hungría, Polonia, Eslovaquia, Rep. Checa, Bulgaria y Rumanía estaban detrás del telón de acero en 1988. Chipre lo hizo en 2011 y Suecia en 2014.  

Además todos saben que es un gesto simbólico sin efectos a simple vista, pero mirando más de cerca sí los hay. Tratándose de países europeos significa un desgaste más del papel de árbitro del conflicto que se otorgó EEUU desde el proceso de Oslo; para los palestinos es el reconocimiento de un derecho que no depende de la disposición de Israel; y a este lo aísla un poco más en la escena internacional. Sí, fue una mala semana para el Gobierno de Netanyahu.