Cornes: de primera estación de ferrocarril de Santiago a multipremiado residencial

Los arquitectos del estudio compostelano Carbajo Barrios son los artífices de los bloques de pisos que han modificado el horizonte de la zona sur de la ciudad

Los arquitectos Celso Barrios y Manuel Carbajo, del estudio Carbajo Barrios, delante del residencial de Cornes que han proyectado

Los arquitectos Celso Barrios y Manuel Carbajo, del estudio Carbajo Barrios, delante del residencial de Cornes que han proyectado / JESÚS PRIETO

Integrado en el Concello de Santiago desde 1925, Cornes aún existe como núcleo entre la avenida de Romero Donallo, la de Vilagarcía, Conxo y A Pontepedriña. Cuando aún pertenecía al antiguo Concello de Conxo, situado al suroeste de la ciudad, de la estación que aquí se construyó partió el primer ferrocarril de Galicia. De eso hace casi 150 años, los cumplirá este 15 de septiembre. La inauguración de esa vía pionera en nuestra comunidad llegó con 25 años de retraso con respecto a la primera de España, para dejar unidas por tren la estación de Cornes con la de Carril.

En el caso de Santiago, del Cornes ferroviario solo se conserva la vieja estación, ahora rehabilitada como Casa das Asociacións. El carácter de este lugar pervive, aunque en un área sucesivamente urbanizada desde comienzos del siglo XX. No solo perteneció a Conxo, sino que albergó la casa do concello, en la actual avenida de Vilagarcía. Un poco más arriba, en la plaza de Vigo, nació Rosalía de Castro, quien dejaría escritos versos de recuerdo a Cornes en su obra Follas Novas.

Lo relata Manuel Carbajo (Santiago de Compostela, 1973), arquitecto y socio del estudio compostelano Carbajo Barrios junto a Celso Barrios. “Los terrenos eran de residuos, porque esta zona ha sido reurbanizada. Podríamos decir que es un resto de un lugar, un extramuro que fue anexionado. Por ahí baja el Sar y se estaba dando la espalda al río”, dice Carbajo acerca del lugar donde ahora se levanta el residencial que han proyectado, en la calle Manuel Beiras. El conjunto, compuesto de tres bloques de edificios lineales con una trama de hormigón “de colores ferruginosos que nos preguntan siempre si es madera”, ha modificado el horizonte de esta zona de Santiago.

“Quisimos darle ese tinte para recordar lo que allí hubo: un espacio fabril y naves para albergar las mercancías que movía el ferrocarril”, explica Carbajo. También quisieron integrarlo en el entorno y hacerlo accesible, algo que resultó complicado debido a los desniveles del terreno. “Aquí hay muchos metros cuadrados construidos para el tamaño de la parcela. Dentro de la alta intensidad queríamos una trama integrada y devolverle al lugar algo más doméstico, no solo edificios”. Así, además de los bloques de edificios de seis pisos, el residencial cuenta con tres espacios de uso comunitario: una sala infantil, un gimnasio y un salón comedor. También con un espacio de uso público, “que sirve de tránsito para la gente que viene de la avenida de Ferrol, que puede cruzar hacia la zona del Corte Inglés, en O Restollal”. Carbajo las define como “calles, más que plazas, debido a que son alargadas y estrechas”, con varias alturas que juegan con bancos y árboles y crean un recorrido natural y estéticamente integrado en el entorno.

“Se ha puesto mucho interés en un espacio que es para todos, no sólo para los residentes, y que es un lugar agradable”, dice Carbajo de esta obra que les ha valido ya múltiples reconocimientos. Entre ellos, el premio en la categoría de edificios residenciales de nueva planta del Colexio de Arquitectos de Galicia (COAG), el del Col·legi d’Arquitectes de Catalunya (COAC) y un accésit en los premios de arquitectura Juana de Vega. Además, su propuesta también ha sido recientemente seleccionada como finalista de la Bienal de Arquitectura, a donde ya habían llegado con el edificio de la Cooperativa Trece Rosas, en el barrio de Santa Marta.

“Las viviendas de promoción privada no suelen recibir estos reconocimientos”, dice Carbajo, para quien “la buena acogida comercial es el mejor premio”. En ambos casos pueden sentirse orgullosos, porque “las viviendas de esta promoción se han ido vendiendo con relativa facilidad”.

Responde que desconoce el precio de las viviendas, pero calcula que oscila entre los 200.000 y los 450.000 euros dependiendo del piso. Hay 22 tipologías diferentes, tanto en una única planta como en formato dúplex. El metro cuadrado varía, nos dice, “entre los 2.500 y los 3.000 euros. Más de eso, es asumir mucho riesgo en una ciudad del tamaño de Santiago”.

Acerca de cómo debería evolucionar esta entrada sur de la capital de Galicia, Carbajo responde que “es un barrio de borde que cuando apareció el periférico dejó al descubierto las traseras de los edificios, que se fueron integrando en la ciudad. Hay que poner cariño para que vayan formando parte de ella, como ocurrió en su día con el Ensanche”.

Cornes - Carril / Carril - Cornes

Esta línea de tren iniciática en Galicia cubría, cuando se inauguró, un trayecto de 42 km. Antes de pasar a manos de Renfe en 1941, la operadora original que obtuvo la concesión de este tramo fue la “Compañía del ferrocarril de Cornes a Carril de la Infanta Doña Isabel”. El gerente de la empresa propietaria, la inglesa The West Galicia Railway Co. Ltd., se llamaba John Trulock, el abuelo materno de Camilo José Cela (Trulock). En la fundación del Premio Nobel en Iria Flavia se conservan, en muy mal estado, los restos de la locomotora Sarita, la máquina a vapor que completó el primer viaje de esta línea.

En el siglo pasado, Cornes y Carril fueron fagocitados por los concellos limítrofes: Santiago y Vilagarcía, respectivamente, y desaparecieron como entidad. En el caso de Santiago, este 2023 se cumple otra efeméride redonda, pues hace cincuenta años del cierre de la estación de Cornes. El 14 de abril de 1943, la apertura de la línea A Coruña-Santiago estrena el edificio de la actual estación. Lo que sí se mantiene en la actualidad es el trazado de la vía Cornes-Carril, que es el mismo que recorren los regionales que siguen uniendo hoy la capital arousana con la de Galicia.