Los menús de la USC serán más baratos para alumnos y más caros para profesores

Los usuarios tendrán que identificarse a través de la app de la Universidade de Santiago y se ajustarán los precios para cada colectivo

La medida llega tras un acuerdo del Claustro

Estudiantes en una de las cafeterías de la Universidade de Santiago

Estudiantes en una de las cafeterías de la Universidade de Santiago / Santi Alvite/USC

Comer en las cafeterías de la Universidade de Santiago se ha encarecido este curso. De los 6,40 euros que costaba el menú hace un año se ha pasado a 7,50. La subida ha provocado protestas de organizaciones estudiantiles como Erguer que recuerdan que en otras universidades públicas el precio se mantiene entre 3 y 5 euros. Para atender a la demanda del alumnado y conseguir que los concesionarios de las cafeterías no pierdan dinero, la USC optará por aplicar una política de precios distintos según el tipo de cliente. El menú será más barato para los estudiantes y más caro para profesores o personas ajenas a la comunidad universitaria. 

El gerente de la institución académica compostelana, Javier Ferreira, explica a EL CORREO GALLEGO que la medida se implantará después de una moción presentada en el último Claustro. “La intención es que exista un precio distinto para el personal de la Universidad y para los estudiantes”, indica. Para ponerlo en práctica, la idea es que a través de la app de la USC los que vayan a comer a las cafeterías de la Universidade de Santiago puedan identificarse como alumnos o como personal para poder obtener los descuentos. Según explica Ferreira, el sistema podría empezar a funcionar el próximo mes de enero. Todavía no se han establecido los precios exactos que se cobrará a cada colectivo, ni tampoco al resto de usuarios que no forman parte de la comunidad universitaria y que utilizan las cafeterías de la USC. 

El encarecimiento de los menús este curso ha venido motivado por la subida de los precios de los alimentos y también por la mejora del convenio colectivo de los trabajadores de las cafeterías, que ha acarreado una subida de los salarios. Desde 2021, los alimentos se han disparado un 27 % de media en España. Las 20 cafeterías de la USC (tres en Lugo y el resto en Santiago) funcionan en régimen de concesión y los empresarios les trasladaron que no eran capaces de mantener los precios de los menús, explica Ferreira. 

Para tratar de amortiguar la subida de los menús, la USC decidió en un primer momento incrementar la oferta de bonos comedor, un sistema de apoyo para el alumnado con menos recursos económicos. A mediados de septiembre la USC anunció que este curso destinaría 500.000 euros para estos bonos. Con ellos un total de 1.040 estudiantes podrán tener gratis 80 comidas. El curso pasado, esta ayuda, que se estableció durante la pandemia para apoyar al estudiantado con más dificultades económicas, llegó a 765. Las solicitudes habían sido mucho mayores y 300 alumnos se quedaron sin los bonos. Por este motivo se decidió hacer un “esfuerzo presupuestario”, explica el gerente. La USC es la universidad española que más dinero dedica a los bonos comedor. La segunda con un volumen similar de alumnos es la de Valencia, donde reservan 290.000 euros del presupuesto para este tipo de ayudas. 

Pero para el sindicato estudiantil Erguer la medida no fue suficiente. A finales de noviembre se concentraron delante de la gerencia para trasladar que la subida de los precios de las cafeterías seguía siendo excesiva. “Comer tres días a la semana en la cafetería supone un gasto de 90 euros mensuales”, señalaron los alumnos. A esto se le suma el problema de la vivienda, ya que en los últimos años los precios de los pisos en alquiler también se han disparado. Las plazas en las residencias públicas de la USC también son insuficientes. Este curso más de mil universitarios que las solicitaron se han quedado sin plaza. 

El malestar por el encarecimiento de los menús llegó también al último Claustro de la USC, celebrado el pasado 30 de noviembre, en el que se dio el visto bueno a las líneas generales de los presupuestos que este año ascenderán a 314 milllones de euros. En la reunión también se aprobó la moción para cobrar precios diferenciados al alumnado y a los distintos miembros de la comunidad universitaria. “Actualmente estamos estudiando cómo realizar la herramienta dentro de la aplicación de la USC para poder implantarlo”, indica Xavier Ferreira.

[object Object]

Las cafeterías de Medicina y de O Burgo das Nacións empezaron el curso cerradas por falta de concesionario. En el mes de julio, la institución académica compostelana sacó a licitación el concurso, pero ninguna empresa mostró interés por las condiciones y quedó desierto el pasado 1 de septiembre. Con los precios tasados y con el encarecimiento de los alimentos y los salarios de los trabajadores de la hostelería, el sector trasladó a la gerencia de la Universidade de Santiago que no les quedaba margen de beneficio. La USC ha logrado por fin encontrar quien las gestione y está previsto que vuelvan a abrir al público en enero. 

“Cuando una licitación queda desierta, la legislación permite abrir un procedimiento negociado, con tres empresas que yo elijo, sin cambiar sustancialmente el pliego para ver si están interesadas en gestionar el servicio”, explica Javier Ferreira, gerente de la USC. Desde la Universidad se contactó con tres empresas que ya estaban al frente de alguna cafetería, Beachsolpor, Casal Fisteus y Serega Santiago, que gestionaban las de Filoloxía, Ciencias da Educación y Matemáticas. “Estaban aquí, conocen el sector y conocen las cafeterías”, prosigue el gerente. “Los llamamos en septiembre y empezamos a hablar con ellos para ver qué necesitaban para hacerse cargo del contrato”, indica Ferreira. Uno de los problemas era que la concesión establecía en un primer momento que el adjudicatario se haría cargo del contrato durante dos años, prorrogables por otros dos. “Nos comentaron que era muy poco tiempo”, añade el gerente de la USC. 

Finalmente Beachsolpor aceptó hacerse cargo de las dos cafeterías que permanecen cerradas por un periodo de tiempo de cuatro años. “Le trasladamos que teníamos una cierta urgencia, sobre todo en el caso de Medicina, que es un servicio muy demandado”, indica. Ferreira explica, además, que el estado de esta cafetería es “malo” y que requiere de cierta inversión para poder volver a poner en marcha el servicio. "Lo que nos trasladaron fue que para amortizarla el plazo de tiempo era muy corto". El contrato se firmó el 14 de noviembre. “Todavía no están abiertas porque la concesionaria entiende que tiene que hacer un cambio, sobre todo en Medicina, de arriba abajo”, prosigue.